viernes, 8 de junio de 2012

ORACION AL SAGRADO CORAZÓN



¡Sagrado corazón de Jesús
en vos confío!
La oración de la Iglesia venera y honra al Corazón de Jesús, como invoca su Santísimo Nombre. Adora al Verbo encarnado y a su Corazón que, por amor a los hombres, se dejó traspasar por nuestros pecados.
Catecismo de la Iglesia Católica, 2669
Jesús, durante su vida, su agonía y su pasión nos ha conocido y amado a todos y a cada uno de nosotros y se ha entregado por cada uno de nosotros: "El Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Ga 2, 20). Nos ha amado a todos con un corazón humano. Por esta razón, el sagrado Corazón de Jesús, traspasado por nuestros pecados y para nuestra salvación (cf. Jn 19, 34), "es considerado como el principal indicador y símbolo...del amor con que el divino Redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los hombres (Pío XII, Enc."Haurietis aquas": DS 3924; cf. DS 3812).
Catecismo de la Iglesia Católica, 478
 La difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se debe a santa Margarita de Alacoque a quien Jesús se le apareció con estas palabras: "Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradamente es que estos insultos los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio."
He aquí las promesas que hizo Jesús a Santa Margarita, y por medio de ella a todos los devotos de su Sagrado Corazón:

1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado.

2. Pondré paz en sus familias.

9. Les consolaré en sus penas.

4. Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de la muerte.

5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.

6. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.

7. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el Océano infinito de la misericordia.

8. Las almas tibias se volverán fervorosas.

9. Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.

10. Daré a los sacerdotes el talento de mover los corazones más empedernidos.

11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, y jamás será borrado de El.

12. Les prometo en el exceso de mi misericordia, que mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren por nueve primeros viernes consecutivos, la gracia de la perseverancia final; no morirán sin mi gracia, ni sin la recepción de los santos sacramentos. Mi Corazón será su seguro refugio en aquel momento supremo.
     Las condiciones para ganar esta gracia son tres:
1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción.
2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.

 [Estampa antigua de las promesas del Sagrado Corazón]

Oración para después
de cada una de las comuniones
de los nueve primeros viernes
Jesús mío dulcísimo, que en vuestra infinita y dulcísima misericordia prometisteis la gracia de la perseverancia final a los que comulgaren en honra de vuestro Sagrado Corazón nueve primeros viernes de mes seguidos: acordaos de esta promesa y a mi, indigno siervo vuestro que acabo de recibiros sacramentado con este fin e intención, concededme que muera detestando todos mis pecados, creyendo en vos con fe viva, esperando en vuestra inefable misericordia y amando la bondad de vuestro amantísimo y amabilísimo Corazón. Amén.
Jaculatoria. Amado sea en todas partes el Sagrado Corazón de Jesús.

APOSTOLADO DE LA ORACIÓN


Si bien innumerables congregaciones y asociaciones
religiosas realizan con muchos y excelentes resultados
espirituales la devoción al Sagrado Corazón de Jesús,
vamos a dedicar este escrito al Apostolado de la Oración,
que por su organización, extensión, historia y el apoyo brindado
por los Santos Padres, es la que más perfectamente la realiza.
La Congregación Religiosa de los Padres Jesuitas miran el culto al Amantísimo Corazón como propio , pero de ninguna manera exclusivo. Así como es propio y peculiar, pero no exclusivo, de los RR. PP. Carmelitas el Escapulario del Carmen, y de los RR. PP. de Santo Domingo el Santo Rosario. También la Orden de la Visitación vive este culto como propio, honrando a su hija predilecta Santa Margarita María, por quién fue aquel Apostolado comunicado a ambas Ordenes Religiosas.
Vamos a transcribir en primer lugar un par de deseos de la Santa :
" Si se pudiera formar una Asociación de esta devoción en la que los asociados participaran del bien espiritual los unos de los otros, creo que esto sería muy grato a su Divino Corazón."

" Como observo que las devociones breves e inflamadas dan más gusto, desearía que ese libro que Ud. trata de reimprimir con meditaciones, oraciones y prácticas, le agregara las Letanías del Sagrado Corazón y de la Santísima Virgen, tomándolas de un libro ya editado anteriormente y si Ud. lo juzga conveniente, insertara alguna fórmula para dirigir todas las intenciones al Sagrado Corazón para que estén en conformidad con las que El tiene en el Santísimo Sacramento del Altar".
Estos deseos los realiza perfectamente el Apostolado de la Oración con su ofrecimiento diario y las dos intenciones del Santo Padre.
Breve historia de esta Asociación :
El Apostolado de la Oración tuvo su origen en una casa de estudios de la Compañía de Jesús en Francia ( Vals, diócesis de Le Puy ) en la fiesta de San Francisco Javier el 3 de diciembre de 1844. Ese día el P. Francisco Gautrelet S.J. padre espiritual de la casa, dio a los jóvenes jesuitas que allí se preparaban, una plática sobre como ellos también podían participar en obras de apostolado, que otros hermanos realizaban en distintos campos de misión apostólica, para la salvación de las almas. Podrían hacerlo sin interrumpir el estudio, su principal obligación, ofreciendo a Dios cada día con fines apostólicos ese mismo estudio, unido a todas las demás acciones, oraciones y sufrimientos de cada día.
La propuesta fue acogida con gran entusiasmo y poco tardó en extenderse por toda Francia. El mismo P. Gautrelet creó una primera y elemental organización a la que llamó Apostolado de la Oración, aprobada primero por el Obispo Diocesano y enriquecida por el Papa Pío IX con las primeras indulgencias. Así nació esta Asociación.
Pero su maravilloso crecimiento y su divulgación por todo el mundo, se debe a otro jesuita, también francés, el P. Henri Ramière, quien a través de sus escritos, supo unir armoniosamente la sencillez de la expresión con la profundidad del pensamiento. Le dio además a la Obra su forma definitiva y una firme estructura y su éxito fue tal que a su muerte, en 1883, tenía 35.000 centros con más de 13 millones de socios en casi todos los países del mundo entero.
Este mismo sacerdote, en 1861, comenzó a editar en Francia " Le Messager du Coeur de Jesús" como órgano oficial del apostolado y pronto fue imitado en otros países, de manera tal, que hoy se editan "Mensajeros" en unos cuarenta idiomas.
Desde esa época , el AO consolida un rasgo que de ahí en más habrá de serle característico, y es la práctica y propagación de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, especialmente, a través de la Adoración Reparadora y la Misa y Comunión de los Primeros Viernes de Mes.
Propagó también la "Consagración de las Familias" al Sagrado Corazón de Jesús. En 1889 había solamente en Francia, más de un millón de familias consagradas y en el mundo superaba los dos millones. El AO tiene su sede en iglesias catedrales, parroquias, iglesias, capillas, colegios, hogares de ancianos, hospitales, etc.
A través de ellos se difunden las hojitas mensuales que comentan y explican las dos intenciones, general y misional, señaladas por el Papa para cada mes como objetivo especial de la oración.

El AO tiene sus Estatutos que le permiten conservar su identidad y cuya dirección central está en Roma junto al Santo Padre, que es quién aprueba o indica cada año, las Intenciones Mensuales ya mencionadas. En su larga trayectoria de siglo y medio ha tenido cuatro Estatutos sucesivos adaptados a las exigencias de cada época. Los actuales han sido redactados " según la doctrina y el espíritu del Concilio Vaticano II" y aprobados por la Santa Sede el 27 de marzo de 1968, mediante la carta que en nombre del Papa Paulo VI suscribió el entonces Secretario de Estado, Cardenal Cicognani.
En ella se expresa con claridad y amplitud el pensamiento Pontificio acerca de esta Asociación , llamada Apostolado de la Oración. Además de "El Mensajero" y las "hojitas mensuales" hay otros materiales que sirven de apoyo al culto como Horas Santas, Novenas, Cantos, Estampas, etc.
INDULGENCIAS PLENARIAS CONCEDIDAS AL APOSTOLADO DE LA ORACIÓN:
1) En el día de la inscripción en el Apostolado.
2) En el día en que se hace por primera vez la
Consagración al Corazón de Jesús.
3) En el día en que -una vez al año- se renueva la
Consagración al Corazón de Jesús.
4) En las fiestas:
- del Sagrado Corazón de Jesús;
- de la Inmaculada Concepción de la Virgen María;
- de San Francisco Javier ( patrono principal del Apostolado);
- de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo
El Apostolado de la Oración para los niños fue creado setenta años después por iniciativa del P. Albert Bressières, S. J. y se denominó " Cruzada Eucarística" , que multiplicó sus centros en colegios y parroquias de tal modo que en 1922 podía contar con más de dos millones en todo el mundo.
Este movimiento decae luego del Concilio Vaticano II por considerárselo un poco antiguo. La necesidad de encauzar la piedad de niños y jóvenes, hizo que surgiera el "Movimiento Eucarístico Juvenil" ( M. E. J. ), que iniciado en Roma se extendió pronto a otros países y hoy ha alcanzado un desarrollo y vitalidad realmente sorprendentes en Francia y en España.

jueves, 7 de junio de 2012

VIDA Y OBRA DE SANTA MARGARITA MARIA DE ALACOQUE


Nació Santa Margarita María en Verosvres de la Borgoña,
en el centro de Francia (entonces región de España) un
22 de julio de 1647 y entrega su alma al Señor en el
Convento de Paray-le-Monial , de las Hermanas de la
Visitación, lugar en donde había tomado sus hábitos ,
el 17 de octubre de 1690.

Fue una niña dulce y amable, de extrema pureza y
corazón bondadoso e hizo su primera comunión antes de los 9 años. Tenía 2 hermanos. Poco después cae en un estado de enfermedad tan deplorable que pasó alrededor de cuatro años casi sin poderse mover. "Los huesos me rasgaban la piel por todos lados".
En esta situación decide hacer un voto a la Santísima Virgen , para ser una de sus hijas y Ella: " se adueña de tal modo de mi corazón, que me gobernaba como consagrada a ella, reprendía mis faltas y me enseñaba a hacer la voluntad de Dios". Asimismo el Señor había permitido que ella conservara su inocencia bautismal, su candor e inocencia.
La pérdida de su padre y las angustias de su madre la urgieron ( por presión familiar) a tratar de encontrar un buen partido para aliviar la situación familiar que era insostenible. Su espíritu lucha entre una vida mundana y su impulso a vivir un voto de perpetua castidad.
Pero el Señor tiene para ella otros planes y prepara a la joven para su "altísima misión" con todo tipo de tribulaciones: perturbaciones del demonio, humillaciones y enfermedades, pero también, con admirables favores del cielo: consolaciones, revelaciones y dulzuras inefables en el trato de su Divino Esposo.
Recurre a la Santísima Virgen en sus penas y necesidades y siente su maternal protección. Buscó también en el Santísimo Sacramento su apoyo y consuelo, pero viviendo lejos de la iglesia , no siempre le era posible. El Señor le manifiesta que quiere ser dueño absoluto de su corazón.
Triunfa la vocación religiosa y toma el hábito de la orden de la Visitación ( Hermanas Salesas), en el Monasterio de Paray-le-Monial ya que Jesús le dice: "Es aquí donde te quiero". Tenía 24 años y luego de dos meses de ser postulante, profesa el día 25 de agosto de 1671.
Trató de llevar una vida religiosa lo más perfecta posible, en medio de muchas dificultades.
El Divino Maestro le da a entender que su vida estará dedicada al amor de Dios y el amor a la Cruz. La constante presencia del Señor unida al amor de la Santísima Virgen le permitieron sobreponerse a muchas y constantes tribulaciones: su fama de ser una novicia santa le trae humillaciones de parte de sus autoridades religiosas y recibe una amenaza de expulsión. Sufre Margarita y dice al Señor: " ¡ Ay, Señor mío!, ¿ acaso serás Tú la causa de que no me admitan ? ".
Pronto Jesucristo le manifestará su Divino Corazón (1673-1675); " Que está tan apasionado de amor a los hombres , que no pudiendo contener en él las llamas de su ardiente caridad, es menester que las derrame valiéndome de ti, y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones que te estoy descubriendo"...Su trabajo estaba en la enfermería y su fama de santidad aumentaba por momentos.
Oigamos siempre a la vidente de Paray: " Se me presentó Jesús bajo la figura de un "Ecce Homo", cargado con su cruz, cubierto de llagas y de heridas. Su sangre adorable brotaba de todas ellas, y luego, con voz desgarradora y triste, me dijo: "¿ No habrá, por ventura, nadie que se compadezca de Mí, y que teniéndome piedad, comparta el dolor que sufro en este estado lamentable en que me tienen sumido tantos pecadores? "...
" Aquí tienes el Corazón que ha amado tanto a los hombres, y que no ha perdonado medio alguno de probarles su amor, hasta el extremo de agotarse y consumirse por ellos. Y en retorno, no recibo de la mayor parte sino ingratitud y menosprecio, lo que me amarga mucho más que todo cuanto he sufrido en mi pasión. Si los hombres me correspondieran, siquiera en parte, consideraría poco lo que he hecho, y desearía, si posible fuera, sufrir más todavía... Pero, ¡ay!, no tienen sino frialdad y rechazos para cada una de las solicitaciones de mi amor. Al menos tú, hija mía, concédeme el consuelo de verte reparar, en cuanto puedas y de ti dependa, esa ingratitud. Participa de mis congojas, y llora por la insensibilidad culpable de tantos corazones".
" ¿ Quieres tú consagrarme tu alma para que en ella descanse mi amor crucificado, que el mundo entero menosprecia?... Quiero que tú corazón me sirva de asilo, en el que me cobije para solazarme, cuando los pecadores me persigan y me arrojen de los suyos... Entonces, con los ardores de tu caridad repararás las injurias que recibo ... ¡Oh, sí!, a pesar del infierno, reinaré por la omnipotencia de mi Corazón."
" El Divino Corazón se me presentó en un trono de llamas, más esplendoroso que el sol, y transparente como un cristal, con la llaga adorable, rodeado de una corona de espinas significando las punzadas producidas por nuestros pecados, y una Cruz en su parte superior..."
Escuchemos una vez más sus confidencias: " Primero me recibirás sacramentado tantas veces cuanto la obediencia te lo permita."
"Comulgarás todos los primeros viernes de cada mes."
"Todas las noches del jueves al viernes haré que participes de aquella mortal tristeza que Yo quise sentir en el huerto de los Olivos; tristeza que te reducirá a una especie de agonía más difícil de sufrir que la muerte". " Te pido que se dedique después de la octava del Santísimo Sacramento, una Fiesta particular para honrar mi Corazón, comulgando ese día, y reparando su honor con un acto público de desagravio, a fin de expiar las injurias que he recibido durante el tiempo que he estado expuesto en los altares. Te prometo además que mi Corazón se dilatará para derramar con abundancia las influencias de su Divino Amor sobre los que den este honor y los que procuren le sea tributado".
" El amor omnipotente de Corazón concederá a cuantos comulgaren nueve primeros viernes de mes seguidos la gracia de la penitencia final; no morirán en mi desgracia ni sin recibir los santos sacramentos, porque mi Corazón les será asilo seguro en este último momento."
El lo ha dicho: "La revelación de su Corazón, es la segunda y la suprema redención del mundo, el último y decisivo esfuerzo de su caridad."
"Son numerosa las promesas del Sagrado Corazón a quienes rindan culto a su Divino Corazón."
La Santa pasó el resto de su vida como Maestra de novicias, y contestando la numerosísima correspondencia que recibía y que con tanto esfuerzo agotador le costaba cumplir.
Numerosos sufrimientos físicos la acompañaron, y vivió el dolor con inmenso deseo de reparación, luchando para que sea aceptada esta nueva devoción, teniendo la permanente presencia del Señor.
El Divino Corazón le inculca mucho amor por los Santos Angeles y por las almas del purgatorio a quienes llama "sus amigas pacientes". Le permite verlas y dialogar con ellas. Reza por su pronta liberación.
El Sagrado Corazón brinda ayuda a su apóstol enviándole un director espiritual y futuro santo, Padre Claudio de la Colombiere, sacerdote jesuita, como también superioras religiosas que la apoyaron con mucho fervor. Pronto la nueva devoción se extendió por toda la orden religiosa para abarcar con el tiempo el mundo entero. Otros sacerdotes también la apoyaron, como el padre Gette y el padre Croiset
El deseo de cumplir los pedidos del Señor llevó a la santa a vivir sólo para esto: "Imágenes, Novenas, Misas, Capillas, Oraciones, Devociones: a la Santísima Virgen , a los Santos Ángeles, a las Almas del Purgatorio". Se conserva la primera capilla, la primera imagen pintada, la pequeña consagración etc.
Su numerosa y maravillosa correspondencia, muchas escritas a sus compañeras las hermanas Salesas , a sus queridas novicias, a particulares y a sacerdotes como el padre Croiset, joven que recién tomaba los hábitos y que trató a la Santa en los finales de su vida , dan testimonio de su apostolado de amor y sacrificio, cumpliendo el deseo del Sagrado Corazón: " Lo quiero todo o nada"
Santa Margarita María sólo pudo ver una pequeña parte de su obra, pero por gracia del Señor , particulares, órdenes religiosas y luego el Magisterio de la Iglesia elevan esta devoción a un primerísimo lugar en el fervor de los fieles y un medio seguro para su salvación. Su autobiografía debería tratar de ser leída por todos los fervorosos devotos del Sagrado Corazón.

EL SAGRADO CORAZON DE JESÚS Y EL PURISIMO CORAZON DE MARIA


La Santísima Virgen María, Madre de Dios y de los
hombres, por lo tanto Madre de la Iglesia ocupa con
su dulce y tierno Corazón , un primerísimo lugar en la
devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
La "Consagración al Purísimo Corazón de María que
acompaña a la "Pequeña Consagración" y las "Letanías
Lauretanas" nos inducen a tratar de imitar sus virtudes,
pedir su protección, su humildad, y por sobre todo su amor
a Jesús. Ella se llama " La Servidora del Señor" y así lo
recordamos tres veces al día en el Angelus . Todo nuestro
amor y nuestro deseo de que nos proteja se hallan escritos en :
CONSAGRACIÓN AL PURISIMO CORAZON DE MARIA:.
"Oh Corazón de María, estrecha e inseparablemente unido con el Corazón de Jesús; mi deseo es, que después de vuestro Hijo, ocupéis el primer lugar en mi corazón, que desde ahora os ofrezco y os consagro.
Vos seréis siempre el objeto de mi veneración, de mi amor y de mi confianza. Procuraré conformar mis sentimientos y afectos con los vuestros, y el estudio continuo de mi vida será imitar vuestras virtudes.
¡Oh, Madre bendita!, dignaos abrirme vuestro Corazón y recibirme en él junto con vuestros verdaderos hijos y vuestros fieles siervos. Alcanzadme la gracia que necesito para imitar vuestro admirable Corazón, así como El ha imitado el de Jesús; amparadme en los peligros, consoladme en las aflicciones; enseñadme a sacar el provecho debido de los bienes y de los males de esta vida; protegedme siempre y sobre todo en la hora de mi muerte.
¡ Oh, divinos Corazones de Jesús y de María!, a cuyo servicio me consagro, haced que ahora y siempre sea vuestro verdadero hijo. Amén."
Entre las Letanías Lauretanas llamamos a la Santísima Virgen:
Santa Madre de Dios, Madre de Cristo, Madre de la Iglesia, Madre de la Divina Gracia, Madre Purísima, Madre Castísima, Madre y Virgen, Madre sin Mancha, Madre Inmaculada, Madre Amable, Madre Admirable, Madre del Buen Consejo, Madre del Creador, Madre del Salvador, etc.
ORACIÓN: Suplicámoste, Señor Dios, que nos concedas a nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y de cuerpo y por la intercesión gloriosa de la bienaventurada Virgen María, librarnos de la tristeza presente y gozar de la eterna alegría. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Nuestra Madre la Virgen de Fátima , en su segunda aparición nos revela: "Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón; a quién la abrace le prometo la salvación y serán amadas de Dios estas almas, como flores puestas por Mí para adornar su trono". (13 de junio de 1917).
Entre los Santos precursores de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús podemos nombrar a San Bernardo, San Agustín, San Francisco de Asís, San Francisco de Sales, Santa Matilde, Santa Gertrudis, Santa Lutgarda, Santa Margarita de Cortona, Santa Angela de Foligno, San Buenaventura, San Pedro Canisio, San Juan Eudes, el Santo Claudio de la Colombiere y muchos otros.
San Juan Eudes en el año 1670 introdujo la primera fiesta pública en su honor, pero es a partir de Santa Margarita María de Alacoque que la Iglesia impulsa definitivamente el culto a su Divino Corazón . Ella sólo pudo vivir el comienzo de la devoción en las diócesis locales ya que fallece en 1690 sin saber que pronto estarían plenamente satisfechos los pedidos que por su intermedio había hecho el Sagrado Corazón.
Podemos afirmar sin temor a exagerar que todos los santos posteriores a Santa Margarita María han sido adoradores de esta devoción.
La historia del Sagrado Corazón está formada por personas, familias, laicos, religiosos y congregaciones religiosas, sociedades y naciones que se consagran a su Divino Corazón.

CULTO AL SAGRADO CORAZÓN


La devoción al Sagrado Corazón de Jesús surge en
primer lugar en las grandes " Ordenes Religiosas", tanto
de hombres como de mujeres y desde allí se divulga con
gran rapidez entre los fieles ; se vuelve devoción popular
en todas partes y practicada por toda clase de personas.
El culto al Corazón de Cristo nos permite reconocer el inmenso amor de Dios hacia los hombres expresado en su Divino Hijo Jesucristo que " No recibe más que ingratitudes de parte de los hombres".
El Culto al Sagrado Corazón de Jesús tiene como expresión central sus propias peticiones:
1) La Comunión Reparadora. "Tengo sed abrasadora de ser amado de los hombres de quienes
no recibo sino ingratitudes". " Me recibirás Sacramentado tantas veces cuantas la
obediencia quiera permitírtelo".
2) La Celebración de todos los Primeros Viernes de Mes. " Comulgarás todos los Primeros Viernes de Mes" y "En el exceso de mi Misericordia a quienes comulgaren Nueve Primeros Viernes de Mes seguidos les Prometo darles asilo seguro en el último momento" .
3) La Hora Santa. "Todas las noches del jueves al viernes haré que participes de aquella mortal tristeza que Yo quise sentir en el huerto de los Olivos; tristeza que te reducirá a una especie de agonía más difícil de sufrir que la muerte".
4) El Culto a su Corazón Divino. Además de sus "Peticiones", son innumerables las prácticas
de esta devoción. La "Entronización del Sagrado Corazón de Jesús en los hogares" pedida
por el Señor, ha arraigado en forma muy especial en los fieles como también la imagen pequeñita
llamada Detente, para llevar a modo de escapulario.
5) El establecimiento de una Fiesta Solemnísima en honor de su Sagrado Corazón. " El Viernes Siguiente a la Octava de Corpus será llamado el Día de mi Sagrado Corazón"." Es mi voluntad que sea la gran Fiesta de la Tierra".
OTRAS FORMAS DE CULTO:
ORACIONES: de adoración, acción de gracias, reparación y súplica , triduos y novenas podría decirse que hay tantas en su honor como arenas en el mar.
EL SANTO ROSARIO: consiste en la hermosísima jaculatoria "Sagrado Corazón de Jesús, en Vos Confío" repetida en todas las cuentas del Santo Rosario. Se completa con las Letanías en Honor a su Divino Corazón en donde encontramos un magnífico resumen de las cualidades del Señor.
EL MES DE JUNIO: comienza con un acto de Contrición, sigue una Meditación para cada día del mes, luego la Consagración; aquí se pide la gracia que se desea conseguir. Se continúa rezando tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias: Cruz, Corona y Herida de la Lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María de Alacoque. Por último Las Letanías en su Honor y la Oración Final. Se acostumbra en muchos fieles agregar tres días más para venerar a las tres insignias.
LA HORA SANTA: podemos brindar al Divino Corazón una Hora de Adoración , ya sea frente al Santísimo Sacramento, establecido por la Iglesia, como también en forma personal en nuestro hogar, o donde nos encontremos. Unirnos a su Infinito Amor con nuestra nada, tratando de que cada día sea mayor el fervor. Debemos tratar de llegar a ser como "Brasas Encendidas" ya que son almas de fuego las que pide el Señor. Esta Hora Santa personal se realiza fundamentalmente con nuestro deseo de acompañar un rato a Jesús y podemos realizar actos de amor, jaculatorias, oraciones, procesiones, etc.

ENTRONIZACIÓN DEL SAGRADO CORAZON DE JESÚS EN LOS HOGARES
Pide el Divino Corazón reinar en todos los hogares mediante una Imágen suya, bendecida exclusivamente por un sacerdote . Es su deseo ocupar un lugar en donde se lo ame y se le pida permanentemente su paternal protección. Son muchas las PROMESAS de este Adorable Corazón a las personas que practiquen las diferentes formas de culto con verdadero fervor.
DETENTE: es una pequeña imagen del Sagrado Corazón de Jesús con esta corta leyenda. " Detente, el Corazón de Jesús está conmigo". No necesita bendición ni imposición del sacerdote. La única condición es que la persona la lleve consigo. Tiene la bendición de Santos Padres. Llevarlo significa: Detente demonio, tentación, peligro, enemistad, tristeza, pena, enfermedad, muerte, infierno...
MEDIOS PARA ADQUIRIR ESTA DEVOCIÓN: además de todo lo mencionado, un tierno amor a la Santísima Virgen e ir adquiriendo un profundo conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo.
Es entre todas las devociones la más EXCELENTE, ya se la considere como "Corazón del Hijo de Dios hecho Hombre", ya como el " Amor de este Divino Salvador".
La más PODEROSA, porque nos muestra el Corazón de un Dios abrasado de Amor a los Hombres.
La más SÓLIDA, en cuanto entraña en sí misma por entero toda la Religión Cristiana que consiste en el mutuo amor entre Dios y los hombres por medio de su Hijo Jesucristo.
La más ÚTIL, porque nos une íntimamente con el modelo acabado de todas las virtudes y fuente de todas las gracias.
La más CONSOLADORA , porque no hay pena por insignificante que sea , que no haya desgarrado primero el Corazón de Jesucristo abríendonos por su intermedio las puertas del Cielo.
La más SALUDABLE, para la sociedad, porque sólo en el conocimiento y amor a Jesucristo , encontrará el vigor y lozanía cristiana de que carece.
Los FRUTOS de este culto: Conocimiento y amor de Jesucristo íntimo, mansedumbre, libertad de espíritu, amor a la cruz, caridad con los pobres, celo y delicadeza por los intereses de Jesús.
Los OBSTÁCULOS para el culto al Corazón de Jesús son: la tibieza, el amor propio, el orgullo, cualquier pasión no mortificada.
DISPOSICIONES que exige el culto al Corazón de Jesús: horror al pecado, fe viva, deseo ardiente de amar a Jesucristo, recogimiento interior, espíritu de mortificación, humildad, generosidad.
En una palabra SACRIFICIO.
LAS 12 PROMESAS DEL SAGRADO CORAZON DE JESÚS
1) Les daré todas las gracias necesarias en sus estados.
2) Pondré paz en sus familias.
3) Les consolaré en todas sus penas.
4) Seré su refugio seguro durante la vida y sobre todo en la hora de la muerte.
5) Derramaré abundantes bendiciones en todas sus obras.
6) Los pecadores encontrarán en mi Corazón la fuente y el océano de la misericordia.
7) Las almas tibias se harán fervorosas.
8) Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
9) Bendeciré las casas en que la Imagen de mi Sagrado Corazón sea expuesta y venerada.
10) Daré a los sacerdotes el talento de tocar los corazones mas empedernidos.
11) Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de El.
12) El amor omnipotente de mi Corazón concederá a cuantos comulgaren "nueve primeros viernes de mes seguidos" la gracia de la penitencia final; no morirán en mi desgracia ni sin recibir los Sacramentos, porque mi Corazón les será asilo seguro en este último momento.

EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y SANTA MARIA DE ALACOQUE


A Santa Margarita María de Alacoque se le debe el establecimiento
del culto litúrgico al Sagrado Corazón de Jesús, que se simboliza en una imágen del mismo con las tres insignias: Cruz, Corona y Herida de la Lanza para mostrarnos que El vivió para morir por nosotros y rescatarnos del pecado, por amor a Dios y a los hombres y cuyo Corazón es océano infinito de amor y misericordia. El Corazón de Cristo es perfecto modelo divino y humano.
La devoción al Sagrado Corazón es tan antigua como el cristianismo fundada en dos textos del evangelio que dicen: " De su seno brotarán fuentes de aguas vivas" y "Uno de los soldados le atravesó el costado... y al instante brotó sangre y agua". ( Jn. 7,37 y 19,34 ). Nos muestra su Corazón muy especialmente en su muerte ya que no hay mayor amor que el que da la vida por los amigos.
En las antiguas culturas el corazón simbolizaba todos los estados de la vida: afectiva, psíquica, racional, moral y religiosa. Reflejaba la personalidad en sus distintas expresiones, sea bondad o maldad, dinamismo o apatía, dolores o alegrías, deseos , inquietudes etc, la conciencia, la afectividad y la inteligencia.
En las Sagradas Escrituras encontramos en el corazón el centro de la vida natural y sobrenatural del hombre y la expresión de todas sus manifestaciones. (Rm 1, 24; Dn 2, 30; Jn 11, 20 Mt 15, 19)
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús nos lleva al deseo de identificarnos con El, poder captar el inmenso amor de Dios hacia los hombres en la persona de su hijo Jesucristo, sentir su Adorabilísimo Corazón y llevarlo a lo más profundo de nuestro ser, tratar de imitar sus maravillosas cualidades, magistralmente resumidas en las Letanías en su honor: " Casa de Dios y puerta del cielo" , " Horno ardiente de caridad", " Abismo de todas las virtudes", " Lleno de bondad y de amor", " Fuente de todo consuelo", " Vida y resurrección nuestra", " Hecho obediente hasta la muerte", " Traspasado por una lanza", " Paz y reconciliación nuestra" y muchas más.
La devoción al Sagrado Corazón nos propone fundamentalmente una "Consagración" a su Amor Infinito de personas y familias, sociedades y naciones, canalizado particularmente en las numerosísimas asociaciones y congregaciones religiosas que viven en el deseo de adorar, dar gracias, reparar y suplicar al Señor por cada uno de nosotros y por el mundo entero; hacerle conocer, amar y vivir según la espiritualidad de su Divino Corazón. El Amor de Cristo nos llama a todos: niños, jóvenes y adultos, laicos y religiosos para entregarle todo nuestro ser en alma y cuerpo, sentidos , afectos, potencias y también nuestros pecados, porque "El es el Cordero que quita todos los pecados del mundo".
Esta " Consagración" fortalece aún más las naturales consagraciones de todo cristiano: la primera es la recibida en el sacramento del santo Bautismo y la segunda en la Confirmación.
Santa Margarita María tiene una fórmula llamada " Pequeña Consagración" que expresa una entrega total y confiada al Amor de Cristo. A todos los que quieran serle fieles el Señor los invita a despojarse del hombre viejo y vivir según los designios de su Amantísimo Corazón: obediencia a la voluntad del Padre, servicio y entrega a los demás, humildad y amor a la Cruz y al prójimo de tal manera que ya no seamos nosotros, sino que sea Cristo el que viva nuestra propia vida.
"PRIMERA Y PEQUEÑA CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZON DE JESÚS"
" Yo N.N., me doy y consagro al Sagrado Corazón de nuestro Señor Jesucristo, mi persona y mi vida, mis acciones, penas y sufrimientos, para no servirme ya de ninguna parte de mi ser sino para honrarle, amarle y glorificarle. Esta es mi voluntad irrevocable: ser toda suya y hacerlo todo por su amor, renunciando de todo corazón a cuanto pudiera desagradarle.
Os elijo, pues, Oh Sagrado Corazón, por el único objeto de mi amor, el protector de mi vida, la garantía de mi salvación, el remedio de mi fragilidad, el reparador de todas las faltas de mi vida y mi asilo seguro en la hora de mi muerte.
Sed, pues, ¡Oh Corazón de bondad , mi justificación para con Dios Padre, y desvía de mí los dardos de su justa cólera. ¡ Oh Corazón de amor!, pongo toda mi confianza en Ti, porque aunque todo lo temo de mi malicia, todo lo espero de tu bondad. Consume, pues, en mí todo lo que te desagrade o haga resistencia. Que tu puro amor se imprima en lo íntimo de mi corazón de tal modo que jamás te olvide, ni me separe de Ti. Te suplico por todas tus bondades que mi nombre esté escrito en Ti, porque quiero vivir y morir en calidad de esclava tuya. Así sea".


miércoles, 6 de junio de 2012

Pensamiento sobre el Sagrado Corazón



Buenos efectos.
"Regalóme con una visita, que me fue por extremo provechosa, a causa de los buenos efectos que dejó en mi corazón."
Santa Margarita María de Alacoque 
Comentario: 
La visita de Dios a nuestra alma, siempre debe traernos paz y dejar buenos efectos, porque si nos parece que viene Dios, pero en el alma hay turbación, angustia, miedo, entonces es el enemigo de las almas que está haciendo de todo para turbar la paz de nuestra alma y así llevarnos poco a poco al pecado y a la desesperación.
Aquí nos dice Santa Margarita, que los efectos que le causó la visita del Sagrado Corazón a su alma, la dejó llena de consuelos y gracias.
Por eso nosotros no debemos tener miedo a Dios. No tenemos que ser como Adán y Eva, que se escondieron de Dios después del pecado, sino todo lo contrario: si tuvimos la desgracia de pecar y ser infieles con Dios, busquémosle con confianza. Es más, ni tendremos que salir a buscarlo por lugares retirados sino que Él mismo vendrá a nosotros, cuando apenas vea en nosotros el arrepentimiento.
Dios es Bueno, y el Sagrado Corazón de Jesús es como la concentración de la bondad de Dios, y quien se ocupa por hacer amar a este Divino Corazón y extender su culto, será tan recompensado por Dios, que quedará admirado y maravillado, ¡y lo mejor vendrá en la vida eterna, donde gozará de una gloria tan especial, que es imposible de imaginar!
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.

¿Qué es el Santo Rosario?



Hasta ahora se ha considerado como la mejor definición del Rosario, la que dio el Sumo Pontífice San Pío V en su "Bula" de 1569: "El Rosario o salterio de la Sma. Virgen, es un modo piadosísimo de oración, al alcance de todos, que consiste en ir repitiendo el saludo que el ángel le dio a María; interponiendo un Padrenuestro entre cada diez Avemarías y tratando de ir meditando mientras tanto en la Vida de Nuestro Señor". El Rosario constaba de 15 Padrenuestros y 150 Avemarías, en recuerdo de los 150 Salmos. Ahora son 20 Padrenuestros y 200 Avemarías, al incluir los misterios de la luz.

La palabra Rosario significa "Corona de Rosas". Nuestra Señora ha revelado a varias personas que cada vez que dicen el Ave María le estan dando a Ella una hermosa rosa y que cada Rosario completo le hace una corona de rosas. La rosa es la reina de las flores, y así el Rosario es la rosa de todas las devociones, y por ello la mas importante de todas.

El Rosario esta compuesto de dos elementos: oración mental y oración verbal.

En el Santo Rosario la oración mental no es otra cosa que la meditación sobre los principales misterios o hechos de la vida, muerte y gloria de Jesucristo y de su Santísima Madre. Estos veinte misterios se han dividido en cuatro grupos: Gozosos, Luminosos, Dolorosos y Gloriosos.

La oración verbal consiste en recitar quince decenas (Rosario completo) o cinco decenas del Ave María, cada decena encabezada por un Padre Nuestro, mientras meditamos sobre los misterios del Rosario.

La Santa Iglesia recibió el Rosario en su forma actual en el año 1214 de una forma milagrosa: cuando Nuestra Señora se apareciera a Santo Domingo y se lo entregara como un arma poderosa para la conversión de los herejes y otros pecadores de esos tiempos. Desde entonces su devoción se propagó rapidamente alrededor del mundo con increíbles y milagrosos resultados.

Entre las varias formas y modos de honrar a la Madre de Dios, optando por las que son mejores en si mismas y mas agradables a Ella, es el rezo del Santo Rosario la que ocupa el lugar preminente. Vale la pena recordar que entre las variadas apariciones de la Santisma Virgen, siempre Ella ha insistido en el Rezo del Rosario. Es asi como, por ejemplo, el 13 de Mayo de 1917 en un pueblo de Portugal llamado Cova de Iria, la Santisima Virgen insiste con vehemencia el rezo del Rosario a los tres pastorcitos, en una de sus muchas apariciones a estos tres videntes.

Siendo un sacramental, el Santo Rosario contiene los principales misterios de nuestra religion Catolica, que nutre y sostiene la fe, eleva la mente hasta las verdadades divinamente reveladas, nos invita a la conquista de la eterna patria, acrecienta la piedad de los fieles, promueve las virtudes y las robustece. El Rosario es alto en dignidad y eficacia, podria decirse que es la oracion mas facil para los sencillos y humildes de corazon, es la oracion mas especial que dirigimos a nuestra Madre para que interceda por nosotros ante el trono de Dios.

El Santo Rosario prolonga la vida liturgica de la Iglesia pero no la sustituye, al contrario enriquece y da vigor a la misma liturgia. Es por ello, que el Santo Rosario se enmarca como una plegaria dentro de la religiosidad popular que contiene un gran tesoro de volares que responde con sabiduria cristiana a los grandes interrogantes de la existencia.

El pueblo latinoamericano es profundamente Mariano, reconoce con una gran sabiduría popular católica, que llegamos a Jesús Salvador a través de Maria Santísima su Madre y desde los mismos tiempos del descubrimiento y de la conquista de América, se genero una gran devoción por la Virgen Maria; en Ella, nuestros pueblos siempre han mirado el rostro maternal de quien nos trajo la salvación y con la primera manifestación explicita de la Reina del Cielo en tierra americana, con rostro y figura de mujer mestiza, en México, se acrecentó aun mayor el amor y la devoción a ella en todos los países hispano parlantes, reconociéndola como nuestra propia Madre, llena de amor, de misericordia y de piedad para con sus hijos. Sentimiento que va en relación directa con el origen mismo de la Maternidad Divina: Maria es Madre de Dios Redentor es también verdaderamente la Madre de todos los miembros de Cristo, porque Ella colaboro con su amor a que nacieran en la Iglesia, los creyentes, miembros de aquella cabeza que es Cristo.

El paso del tiempo, las costumbres modernas, y la innovación de formas de oración, no pueden dejar a un lado el rezo del Santa Rosario. De hecho, los Santos Padres y los Santos han tenido una profunda devoción a este sacramental, nosotros como católicos y como amantes de la Reina del Cielo hemos de ser fervientes devotos del Rosario. Es digno de recordar que la familia que reza unida permanece unida, Que la recitación piadosa y consciente del Santo Rosario nos traiga la paz al alma y nos una mas estrechamente a Maria para vivir auténticamente nuestro cristianismo. 

ACTO DE CONFIANZA



Dios mío, estoy tan persuadido de que velas sobre todos los que en ti esperan y de que nada puede faltar a quien de ti aguarda todas las cosas, que he resuelto vivir en adelante sin cuidado alguno, descargando sobre ti todas mis inquietudes. Ya dormiré en paz y descansaré, porque Tú, solo Tú has asegurado mi esperanza.
Los hombres pueden despojarme de los bienes y de la reputación; las enfermedades pueden quitarme las fuerzas y los medios de servirte; yo mismo puedo perder tu gracia por el pecado; pero no perderé mi esperanza; la conservaré hasta el último instante de mi vida y serán inútiles todos los esfuerzos de los demonios del infierno para arrancármela. Dormiré y descansaré en paz.
Que otros esperen su felicidad de su riqueza o de sus talentos; que se apoyen sobre la inocencia de su vida, o sobre el rigor de su penitencia, o sobre el número de sus buenas obras, o sobre el fervor de sus oraciones. En cuanto a mí, Señor, toda mi confianza es mi confianza misma. Porque Tú Señor, sólo Tú, has asegurado mi esperanza.
A nadie engañó esta confianza. Ninguno de los que han esperado en el Señor, ha quedado frustrado en su confianza. Por tanto, estoy seguro de que seré eternamente feliz, porque firmemente espero serlo y porque de ti, Dios mío, es de quien lo espero. En ti esperaré, Señor, y jamás seré confundido.
Bien conozco, y demasiado lo conozco, que soy frágil e inconstante; sé cuánto pueden las tentaciones contra la virtud más firme; he visto caer los astros del cielo y las columnas del firmamento; pero nada de esto puede aterrarme. Mientras mantenga firme mi esperanza, me conservaré a cubierto de todas las calamidades; y estoy seguro de esperar siempre, porque espero igualmente esta invariable esperanza.
En fin, estoy seguro de que no puedo esperar con exceso de ti y de que conseguiré todo lo que hubiere esperado de ti. Así, espero que me sostendrás en las más rápidas y resbaladizas pendientes, que me fortalecerás contra los más violentos asaltos y que harás triunfar mi flaqueza sobre mis más formidables enemigos. Espero que me amarás siempre y que yo te amaré sin interrupción; y para llegar de una vez con toda mi esperanza tan lejos como puede llegarse, te espero a ti mismo, Creador mío, para el tiempo y para la eternidad. Así sea. 

ORACIÓN A LA LLAGA DEL SAGRADO COSTADO Y CORAZÓN DE JESUCRISTO.



Benignísimo Jesús, la llaga de tu Sagrado Corazón sea para mí refugio, fortaleza y defensa contra tu ira, y remedio de todos los pecados, especialmente los mortales, de los engaños del demonio, mundo, carne y amor propio; de todos los peligros del cuerpo, y, sobre todo, me sirva para evitar la condenación eterna. Sea también abismo donde desaparezcan todos mis pecados, al cual con perfecto aborrecimiento y dolor de corazón arrojo todas mis imperfecciones, para no volverlas a cometer jamás. Dignaos concederme, amabilísimo Jesús, aunque no sea más que una gotita de sangre de la llaga de vuestro misericordiosísimo Corazón, en prenda y señal de que me perdonáis para siempre todos mis pecados. Encerradme en lo más íntimo de vuestro Corazón, y allí guardadme, aquilatadme, abrasadme, purificadme, encendedme hasta convertirme y sublimarme a vuestra perfecta semejanza en fuego divino, haciéndome lo más semejante a Vos, de modo que, desapareciendo yo en cuanto sea posible, sólo busque en todas mis acciones el gusto y voluntad de vuestro purísimo Corazón. Amén.

LA CONSAGRACIÓN DIARIA AL SAGRADO CORAZÓN. (Acto de Consagración que hizo de sí Santa Margarita María al Divino Corazón de Jesús)



  Yo, N. N., me dedico y consagro al Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo; le entrego mi persona y mi vida, mis acciones, penas y sufrimientos, para no querer ya servirme de ninguna parte de mi ser sino para honrarle, amarle y glorificarle. Ésta es mi irrevocable voluntad: pertenecerle a Él enteramente y hacerlo todo por amor suyo, renunciando de todo mi corazón a cuanto pueda disgustarle.
Te tomo, pues, Corazón divino, como único objeto de mi amor, por protector de mi vida, seguridad de mi salvación, remedio de mi fragilidad y mi inconstancia, reparador de todas las faltas de mi vida, y mi asilo seguro en la hora de la muerte. Sé, pues, Corazón bondadoso, mi justificación para con Dios Padre, y desvía de mí los rayos de su justa indignación. Corazón amorosísimo, en ti pongo toda mi confianza, porque, aun temiéndolo todo de mi flaqueza, todo lo espero de tu bondad. Consume, pues, en mí todo cuanto pueda disgustarte o resistirte. Imprímase tu amor tan profundamente en mi corazón, que no pueda olvidarte jamás, ni verme separado de ti. Te ruego encarecidamente, por tu bondad que mi nombre esté escrito en ti. Ya que quiero constituir toda mi dicha y toda mi gloria en vivir y morir llevando las cadenas de tu esclavitud. Así sea.

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


“Anuncia y haz saber al mundo entero que yo no pondré límites a mis beneficios cuando éstos me serán solicitados por mi Corazón”
El Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque.
El Señor en estos últimos siglos quiso dar a los hombres la prueba suprema de amor y proponerles un objeto muy adaptado para animarlos a amarle siempre más.
Abrió los tesoros infinitos de su Corazón para enriquecer todos aquellos que le hubiesen tributado todo el honor y el amor posible.
Para manifestar su corazón, e incendiar al mundo entero de amor, eligió una humilde Religiosa de la Visitación de Paray-le-Monial, ciudad francesa. Esta alma privilegiada, nació el 22 de julio de 1647 en Laut Lecourt hacia Verosvies en la Borgoña. Después de haber superado muchas pruebas, en el 1671 ingresó en el Monasterio de la Visitación y en 1672 emitió sus votos religiosos. Poco después de su profesión religiosa, Jesús Maestro le manifestó muchas maravillas e hizo promesas tan extraordinarias a las cuales no se hubiese prestado fe si no hubiesen sido convalidadas por un hecho incontestable y palpable.
Tres son las apariciones con las cuales N. Señor quiso consolar a su elegida.
La primera sucedió el 27 de diciembre de 1673. En ella la joven virgencita fue por el mismo Jesucristo consagrada su apóstol; llamada a difundir y propagar el culto a su adorable Corazón; a manifestar a los hombres su voluntad; y hacerles conocer lo que el Sacratísimo Corazón de Jesús promete a quien hace conocer y propaga su culto.
La segunda sucedió en la octava de Corpus Christi en el año 1674. En ella Jesús manifestó las inexplicables maravillas de su amor y el exceso a que, su Corazón, lo había llevado hacia los hombres, de cuyos no recibía más que abandono y ultrajes. Después añadió: “El abandono en el cual me dejan me es mucho más doloroso de lo que sufrí en mi pasión, tanto que si los hombres me contracambiaran amor, yo estimaría poco, todo lo que hice por ellos y quisiera si fuere posible hacer aún más; pero los hombres no tienen más que frialdades y repulsas por todas mis solicitudes. Tú a lo menos dame este consuelo, de suplir cuanto puedas a su ingratitud”.
La tercera sucedió el 16 de junio de 1675, igualmente en la octava de Corpus Christi. Apareciéndole resplandeciente como las demás veces, y mostrándole su Corazón, se quejó de los continuos ultrajes y sacrilegios que recibe en el Sacramento de amor; y agregó con más dolor, que los recibía de corazones a Él consagrados.
Por esto le confió la misión de hacer conocer y amar su adorable Corazón y hacer establecer en la Iglesia una fiesta especial de reparación. “Es esto lo que yo te pido: que el primer viernes después de la octava de Corpus Christi, sea dedicado a una fiesta particular para honrar a mi Corazón, participando en aquel día a la Santa Comunión y haciéndole con digna reparación por los indignos tratamientos que recibe en el Santo Altar. Y Yo te prometo que mi Corazón se dilatará para esparcir con abundancia las riquezas de su Amor sobre todos los que rendirán dicho honor y procurarán que otros hagan los mismo”.
En esta tercera revelación se halla todo lo que se refiere a la devoción del Sagrado Corazón; o sea su principio, que no es otra cosa que amor; su fin, que es de ofrecer a Dios un culto de reparación, de consuelo; su carácter, que es el de ser un culto público, después de haber sido por mucho tiempo, una devoción íntima; y por último sus efectos, que consisten en una nueva efusión de amor divino sobre la Iglesia y particularmente sobre aquellas almas piadosas que serán de esta devoción promotoras y apóstoles, puesto que Jesús dijo a la Santa: “Anuncia y haz saber al mundo entero que yo no pondré límites a mis beneficios cuando éstos me serán solicitados por mi Corazón”.
Las promesas hechas por el Sagrado Corazón de Jesús en estas varias apariciones a la Santa, son las siguientes:
1º A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
2º Daré paz a sus familias.
3º Las consolaré en todas sus aflicciones.
4º Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte.
5º Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
6º Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano de la misericordia.
7º Las almas tibias se harán fervorosas.
8º Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
9º Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón se exponga y sea honrada.
10º Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones más empedernidos.
11º Las personas que propaguen esta devoción tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
Estas promesas expresan, mejor que otra cosa, el deseo ardiente que N. Señor tiene de ser amado; que se conozcan los tesoros de su Corazón y las gracias que con abundancia derrama sobre los que trabajan por su gloria.
Santa Margarita María escribió: “Si se entendiese como Jesucristo desea que se propague esta devoción, todos los cristianos, por muy poco piadosos que fuesen, la practicarían. Puesto que inmensos son los tesoros que el Sagrado Corazón derrama sobre aquellos que se ocupan en hacer conocer esta devoción. Yo no conozco ejercicio de devoción más apto para elevar en breve tiempo a un alma a la más alta perfección que el culto del Sagrado Corazón.
Dulce será morir después de haber practicado una tierna y constante devoción al Sagrado Corazón.
Condición general para participar de todas estas promesas es la de ser verdaderos devotos del Sagrado Corazón, o sea amarle, honrarle y trabajar cuanto fuese posible, para glorificarle, ensalzarle, teniendo aún expuesta su imagen.
Las seis primeras promesas son eficaces para atraer al amor de Jesús y a comunicar las gracias que se refieren particularmente a esta vida. Con estas promesas Jesucristo acuerda sus bendiciones a las familias en las cuales se honrará a su Adorable Corazón con plegarias especiales o donde se tuviere expuesta su imagen.
Las otras cinco se refieren a las gracias de orden superior, o sea a las gracias espirituales.
En las promesas los tesoros de gracias están asegurados a todos los devotos del Sagrado Corazón cualquiera sea su estado; puesto que Jesús quiere ser amado por todos los hombres, ninguno está excluido se aquel océano de Misericordia.
Ahora bien ya que el Maestro bueno nos ha hecho tantas y tan preciosas promesas, qué empeño no debíamos tener para acercarnos a ellas, y cambiar el amor que Jesús nos tiene. ¡Con qué cuidado debemos propagar, difundir su culto, tener expuesta y venerar en nuestras casas su imagen, participar a todas sus promesas!
  Además de estas once promesas muy queridas al cristiano, hay una más, hecha en el 1674. Es la duodécima y es la comúnmente llamada la “Gran Promesa” porque es un resumen de todas las demás. Y precisamente de ésta debemos hablar. Mientras la piadosa Religiosa experimentaba dulcísima éxtasis, recogida e inmóvil, con los brazos cruzados sobre el pecho, su rostro irradiado por una llama interior, una luz celestial, vista por ella solamente, sombreó el altar y ella vio al Adorable Salvador en el acto de mostrarle su Corazón. Estaba este divino Corazón revestido por llamas, rodeado por una corona de espinas, traspasado por una profunda herida goteando sangre, sobrepujado por una cruz.
Margarita... –así le habló Jesús– Yo te prometo en el exceso de misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a aquellos que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos... la gracia de la Penitencia final; ellos no morirán en mi desgracia, ni sin recibir los Santos Sacramentos, siéndoles mi Corazón refugio seguro en aquella hora postrera.
  SIGNIFICADO DE LA GRAN PROMESA
  Como dice el Vermeersch, el texto de la “Gran Promesa” tuvo varias explicaciones, pero no todas en su justo sentido. En efecto algunos aprueban sólo la práctica recomendada y anulan la promesa.
Otros, mirando a la inmensidad del beneficio, sienten la necesidad de atenuarlo y que entienden decir, que no morirán en su desgracia, los que no cayeron en ella; y que la Santa Comunión da sólo una mayor esperanza; pero éstos quitan por completo la especialidad de la promesa.
Otros, después creen en el sentido literal que es como sigue: “Los que comulgaren el primer Viernes del mes, por nueve meses seguidos, con las debidas disposiciones, obtendrán con seguridad la gracia de la perseverancia final”. Por lo tanto, los que se esforzaren en satisfacer las condiciones requeridas, están moralmente seguros de su eterna salvación.
Ahora esta sentencia debe ser preferida a cualquier otra, porque ésta sola demuestra el valor infinito de la Gran Promesa como ella tiene en el texto de la Santa.
Del mismo modo queda explicado por qué N. Señor hable de la Gran Promesa como de un exceso de su misericordia y de un triunfo de su amor omnipotente.
Sin la gracia de Dios, no podemos perseverar en la justicia; y aunque Dios conceda a todos las gracias suficientes para salvarse, no quiere decir que Él no pueda conceder aquellas más eficaces, y hacer esto en virtud de una promesa.
Como la promesa de Jesucristo de conducir la Iglesia al triunfo final, nos asegura tal cosa, así la Gran Promesa puede garantizar la buena muerte. Puesto que la gracia puede triunfar de la debilidad y de la obstinación humana, así puede evitar la presunción futura y el endurecimiento en el pecado. Al decir de Milani no se sabe explicar cómo esta promesa tan extraordinaria, haya quedado oculta hasta el 1869, en que el P. Franuori empezó a difundirla. Se temía quizás no poderla sostener teológicamente o que los fieles abusaran de ella. Se pudo comprobar que no había razón de temer, puesto que los fieles logran siempre nuevo fervor; mientras los más sabios teólogos la demuestran conforme a los principios de la doctrina católica.
N. Señor después de haber revelado a su sierva lo que se refería al culto de su Divino Corazón, quiso que las distintas partes de esta Devoción se desarrollaran según las necesidades. En efecto las revelaciones sucedieron entre el año 1673 y 1691; y la fiesta del Sagrado Corazón fue concedida a la Francia en el año 1765, y sólo Pío XI concedió mayor desarrollo litúrgico. Así la práctica del primer Viernes del mes fue introducida en seguida después de las primeras revelaciones; mientras aquella de los nueve primeros Viernes, “La Gran Promesa” empezó al terminar el siglo XIX, tiempo en que reinaba la incredulidad y se quería destruir la Iglesia y el Papado, y era necesario dar nuevo fervor a la vida cristiana e inflamar los corazones de puro amor; infundiéndoles mayor fuerza y confianza. Precisamente en ese tiempo, Jesucristo recordó al mundo su Gran Promesa.
Después de las revelaciones a Sta. Margarita María Alacoque, en el corazón de personas pías y generosas, relumbró como un incendio de amor, que, con toda la energía de sus almas y desafiando el escarnio, los insultos y las persecuciones del mundo, de este enemigo de Dios y de los Santos, empezaron a predicar el amor de Jesús, el culto debido a su Sacratísimo Corazón, y con palabras llenas de amor divino estigmatizaron la ingratitud humana...
Su voz fue escuchada, y el Corazón de Jesús vio aumentar cada año más, fiel y generosa correspondencia en siempre mayor número de corazones; y ahora es el objeto de los deseos, de las aspiraciones, del amor de todo buen cristiano.
FUNDAMENTO DE LA GRAN PROMESA
  No obstante, no se debe creer que la devoción al Sagrado Corazón se apoye exclusivamente en las revelaciones hechas a Santa Margarita Alacoque. Ya existía en el seno de la Iglesia; era el culto de Jesucristo, Hombre–Dios. Se apoya sobre bases aún más firmes y sólidas, o sea sobre la misma infalibilidad de la Iglesia, que nos la propone. Las revelaciones particulares que Dios hace a los Santos, no pueden de ordinario admitirse prudentemente sino después del juicio de la Iglesia. Pero, cuando ella ha pronunciado este juicio, nada más nos debe detener en creer; porque la Iglesia, por una parte nos enseña (y en esto su juicio es infalible), que nada hay en ella que se oponga a la doctrina católica; y por otra aunque no nos obligue a admitirlas, como cosas divinas, nos asegura poderlas acoger prudentemente; y esto sólo después de haber examinado extenso, minuciosa y rigurosamente, después de haber buscado y hallado las pruebas más auténticas y seguras.
Esta Maestra infalible estableció realmente un riguroso proceso también para la devoción al Sagrado Corazón, y después de haber reconocido las revelaciones como auténticas se sirvió de ellas para suscitar mayor devoción hacia el Sagrado Corazón, e inculcar con mayor eficacia a la que ya existía del Hombre–Dios dándole nueva forma.
Así con su autoridad la confirmó solemnemente asegurándonos al mismo tiempo de la estabilidad y excelencia de esta devoción.
La forma dudosa en que fue expresada por la Santa, no puede poner en duda la promesa, porque ella no manifiesta más que su perfecta obediencia a la Superiora que le impuso no hablara de sus revelaciones que en forma dudosa.
La canonización de una persona prueba la integridad de la persona y el juicio de aprobación atestigua que en sus escritos no hubo nada de contrario a la fe, a la moral y a la piedad. La Gran Promesa fue examinada por teólogos sumos y fue aceptada, tanto que Benedicto XV el 13 de mayo de 1920 quiso insertarla en la Bula de canonización de la Santa. Y esta inserción, es cierto la prueba más hermosa de la autenticidad de la Gran Promesa.
LO QUE PROMETE EL SAGRADO CORAZÓN
N. Señor a todos los que comulgaren el primer viernes del mes, por nueve meses seguidos, y con las debidas disposiciones, promete:
1) La gracia de no morir en pecado mortal, o sea de morir en estado de gracia y por lo tanto salvarse.
2) La gracia de la perseverancia final, o sea de borrar con la penitencia los propios pecados, y a complemento de esto siguen las palabras: “ellos no morirán en mi desgracia”.
3) Que no morirán sin recibir los Sacramentos, esto debe entenderse que no morirán sin los Sacramentos, si tendrán de ellos absoluta necesidad; por lo tanto si se hallasen en estado de pecado mortal, asegura que les proporciona medios para hacer una buena confesión; y en caso de muerte repentina, cuando sea necesario, sabrá a lo menos inducirlos a un acto de contrición perfecta para devolverle la amistad de Dios.
4) De ser su seguro refugio en los últimos momentos de la vida. A fin de que los hombres no debiesen temer por la inmensidad del favor, y no dijeran que una causa tan pequeña no puede producir un efecto tan extraordinario, Jesucristo dijo que se indujo a esta promesa por la infinita misericordia y amor omnipotente que lleva a los hombres! Por lo tanto se interpone el exceso de la misericordia y el amor de Jesucristo, y esto debe alcanzar para desvanecer todo temor.
A menudo los hombres prometen a personas amigas, más de lo que les pueden proporcionar; no así Jesucristo; Él ama infinitamente a las almas y les puede dar cuanto desean.
Les quiere dar la gracia de una buena muerte, la promete con su bondad y con su omnipotencia la concede. Quien pues, comprende el valor de una Comunión, y sabe que nueve Comuniones son nueve íntimas uniones del alma con Dios, y sabe que alcanza una Comunión para santificar un alma, no se maravillará que Jesús, pidiendo nueve, haga tan gran promesa.
Quien, pues, ejecuta cuanto Jesucristo manda, puede estar moralmente seguro de salvarse.
CONDICIONES NECESARIAS
  Para conseguir el fin de la Gran Promesa es necesario:
1) Hacer nueve Comuniones, y para quien está seguro de hallarse en estado de gracia, no son necesarias nueve Confesiones, pero sólo nueve Comuniones bien hechas. Quien hiciere o hubiese hecho solamente cierto número de Comuniones no podría alcanzar el fin.
2) En los primeros viernes del mes. No se puede diferir para otro día de la semana, por ej. el Domingo o en otro viernes que no sea el primer viernes del mes. Ninguna condición nos puede dispensar de esto. No el olvido, no la imposibilidad de confesarnos; no porque impedidos por la enfermedad u otra causa. Ni el mismo Confesor no puede cambiar el día o permitir su interrupción, porque la Iglesia no ha concedido esta facultad a nadie.
3) De hacerse por nueve meses consecutivos, y quien la dejara por tan solo un mes, no estaría en regla; y si la hubiese dejado aún involuntariamente debería empezar nuevamente.
Aunque teólogos autoritarios digan que tratándose de causa realmente grave, se pueda considerar la interrupción como si no hubiera sucedido, nosotros decimos que quien ama verdaderamente al Corazón de Jesús y quiere asegurarse su suerte eterna, cumple generosamente lo que el Divino Maestro pide, sin ir en busca de muchas dispensas.
4) Con las debidas disposiciones. Aquí el Catecismo nos dice que para hacer una buena Comunión son necesarias tres cosas: 1ª, estar en gracia de Dios; 2ª, estar en ayunas desde una hora antes de comulgar; 3ª, saber lo que se va a recibir y acercarse a comulgar con devoción, y añade que: quien recibe un Sacramento de los vivos sabiendo de no estar en gracia de Dios, comete pecado gravísimo de sacrilegio, porque recibe indignamente una cosa sagrada. Pues la Comunión sacrílega antes bien que honrar, desprecia al Corazón de Jesucristo; y no consigue con toda seguridad el fin. Puesto que no sea necesario un fervor extraordinario, precisa que las Comuniones honren al Divino Corazón, o sea que sean hechas en gracia de Dios.
Otra disposición es la intención de reparar al Corazón de Jesucristo por las continuas injurias que recibe en el Santísimo Sacramento de amor y de conseguir el fruto de la Gran Promesa.
  FACILIDADES
  La intención necesaria para conseguir el fin de la Gran Promesa alcanza formularla una vez al principio para las nueve Comuniones, con tal que siga con la misma intención hasta el fin.
Es pues, cosa muy buena renovar la intención cada vez. La práctica de los nueve primeros viernes, puede empezarse en cualquier mes.
Para los estudiantes sería conveniente el mes de abril, para terminar con diciembre; mientras para los demás puede convenir otro mes, según las personas y empleos que se tengan. Para los Sacerdotes y las personas que comulgan diariamente, alcanza poner la intención de hacer también ellos las nueve Comuniones reparadoras a este fin.
Para el Sacerdote no es necesario aplicar la Misa en honor al Sagrado Corazón; puede aplicarla para quien desee, con tal que haga la Santa Comunión también para asegurarse la Gran Promesa, honrar y reparar al Divino Corazón por la continua soledad en que es dejado.
Asimismo los fieles pueden ofrecer la Comunión para quienes deseen, con tal que tengan también esa intención.
Con estas Comuniones se pueden aún aplicar las indulgencias que se ganan para las almas del Purgatorio, especialmente la plenaria concedida a quien en el primer viernes del mes medita brevemente antes y después de la Comunión, en la bondad infinita del Sagrado Corazón de Jesús y ruega según las intenciones del Sumo Pontífice (S. C. de las Indulgencias, 7 de setiembre de 1897).
Terminada esta piadosa práctica, es excelente cosa repetirla para toda la vida. Para esto alcanza poner la intención, una vez para siempre, de volver a empezar como se haya terminado.

Translate