sábado, 17 de septiembre de 2016

Un alma que se santifica.





Un alma que se santifica vale más que todo lo demás, que todas las obras exteriores y de apostolado. Es bueno que esto lo tengamos en cuenta para no equivocar el camino. Está bien que hagamos apostolado y evangelicemos, pero los primeros evangelizados debemos ser nosotros mismos. Tenemos que poner en práctica lo que sabemos de nuestra fe, y trabajar en nuestra santificación y, sobre todo, dejar trabajar a Dios en nosotros para que Él nos santifique con su Espíritu Santo.

Es que a veces estamos tan atareados en el apostolado y en buscar la salvación de las almas, que quizás nos olvidamos un poco o bastante de nuestra propia alma, siendo que nadie puede dar lo que no tiene, y entonces jamás daremos a Jesús a los demás, si no lo tenemos nosotros por la gracia santificante y las virtudes.

Ahora es el momento de recordar también aquella frase muy verdadera que dice: “Alma por alma, salvo la mía”. Es decir, que debo tratar de salvar almas, pero PRIMERO debo salvar mi propia alma, tengo que trabajar por mi santificación, huyendo del pecado y practicando la virtud, alimentando mi alma con la Palabra de Dios y con los Sacramentos, pues paradójicamente cuanto más pensamos en nosotros y en nuestra santificación, tanto mayor bien hacemos a los demás, sabiéndolo o sin saberlo, pues aunque ni siquiera salgamos de nuestra casa a predicar, con nuestra santificación, y gracias a la Comunión de los Santos, por los que todos estamos misteriosa pero realmente unidos, hacemos mucho bien a las almas. Recordemos que Santa Teresita es patrona de las misiones, y jamás salió de su convento. Con esto la Iglesia nos quiere recordar una verdad muy olvidada en estos tiempos de frenética actividad: Que sólo hay una cosa importante: tener a Dios en el alma por la gracia, y buscar ser santos.

Pensemos en estas cosas y tratemos de ponerlas en práctica, porque tanto ver este mundo, y las cosas de este mundo, de manera racionalista, con la sola razón, nos olvidamos de practicar la Fe, nos olvidamos de que Dios es un Dios de milagros y que trabaja en lo interior y escondido, y que difícilmente las obras de Dios se traslucen al exterior, y en todo caso, si se ven exteriormente, es porque hay un interior muy unido al Señor.

Así que cuando nos asalte el pensamiento de que “yo no hago nada, ningún apostolado, nada aparentemente útil”, pensemos que la forma de ser más “útiles” a Dios y a los hermanos, es trabajar en nuestra propia santificación.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Buscando paz.





María vengo a ti buscando paz, porque tú eres la Reina de la Paz, y das la paz a los que se confían a ti. Hoy el mundo está sin paz y mi alma a veces la pierde y se turba. Por eso te pido que la tomes bajo tu cuidado y me des la paz, que el demonio quiere quitarme, puesto que él, cuando no puede hacer caer en pecado, trata por lo menos de hacernos perder la paz. Quiero rezarte el Rosario, pues sé que éste nos lleva a la paz y nos une con una fuerte cadena a tu Corazón Inmaculado. No sé si podré rezarlo completo pero voy a intentar hacer lo mejor posible, con tu ayuda, y quiero tenerte de la mano para no perderme en este mundo que es enemigo de los cristianos, y especialmente de los que te aman, porque este mundo no ama la pureza y su príncipe es el Maligno. María, Madre mía, tómame entre tus brazos y arrúllame para que no sienta el fragor de la violencia que hay sobre la tierra y que mantenga el alma en la paz de Dios, que no es como la que da el mundo.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Nuestra Señora de los Dolores.


Evangelio del día.


Jueves 15/SEP/16.


Jn 19, 25-27.






Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre, con su hermana María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.


Reflexión:


María está en lo más alto del Cielo por su relación única con Dios, ya que es Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo y Esposa de Dios Espíritu Santo. Pero también está en ese lugar por su tremendo sufrimiento que es superior a todos los que padecieron los Santos y los Mártires juntos. Más alto se está en el Cielo cuanto mayor ha sido nuestro padecer aquí en la Tierra. Si pensamos en estas cosas nos vendrán ganas de padecer por amor a Dios para estar más cerca de Él en el Cielo. Se dice que si los Ángeles pudieran envidiar a los hombres, les envidiarían dos cosas: la Eucaristía y el padecer algo por Dios.


Pidamos a la Santísima Virgen que nos enseñe a valorar la cruz y nos dé el deseo de sufrir algo por amor a Dios como lo hicieron los Santos.


Jesús, María, os amo, salvad las almas.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ

Hoy se celebra en Argentina la Exaltación de la Santa Cruz. Esta es una fiesta que va claramente a contramano del espíritu del mundo, ya que éste rechaza cada vez más la cruz, es decir, rechaza el sufrimiento redentor y lo trata de reemplazar por la búsqueda exasperada del placer y la comodidad. Pero lo más grave de esto es que dentro del mismo Cristianismo se trata de abolir a veces también la cruz y se vive una vida relajada donde debería haber heroicos cirineos llevando su cruz con valentía. Nosotros tratemos de ser corredentores con Cristo y sepamos claramente que al mundo lo salva solamente el sufrimiento y la oración.
Pidamos a la Santísima Virgen que nos ayude a llevar con amor nuestras cruces y nos dé la gracia de entender que nuestros sufrimientos tienen un valor redentor muy grande.

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