sábado, 31 de marzo de 2018

SÁBADO SANTO


Hoy se lleva a cabo la celebración del Sábado Santo, la Iglesia Católica medita la pasión y muerte del Señor, así como su descenso a los infiernos, y espera en oración su resurrección, se realiza además la Vigilia Pascual que concluye con la Liturgia Eucarística.
Durante este día se le da especial atención a la Santísima Virgen María acompañandola en su soledad que vela junto a la tumba de su amado Hijo.
Durante la Vigilia Pascual se realiza tres actos importantes que inicia con la Celebración del fuego en donde el sacerdote bendice el fuego y enciende el cirio pascual. En este acto se entona el Pregón Pascual que es un poema escrito alrededor del año 300 que proclama que Jesús es el fuego nuevo.
Se da también la liturgia de la Palabra donde se leen siete lecturas, desde la Creación hasta la Resurrección, siendo la lectura del líbro del Éxodo la más importante que narra el paso de los israelitas por el Mar Rojo cuando huían de las tropas egipcias siendo así salvados por Dios, de la misma manera recuerda que Dios esta noche nos salva por su Hijo.
El tercer acto es cuando la Iglesia entera renueva sus promesas bautismales renunciando a Satanás a sus seducciones y a sus obras, se bendice la pila bautismal o un recipiente en representación y se recita la letanía de los Santos que nos une en oración con la Iglesia militante y triunfante.

jueves, 29 de marzo de 2018

EL SANTO VIA CRUCIS


PROMESAS PARA LOS DEVOTOS DEL VIA CRUCIS




1. Yo concederé todo cuanto se Me pidiere con fe, durante el Vía Crucis.

2. Yo prometo la vida eterna a los que, de vez en cuando, se aplican a rezar el Vía Crucis.

3. Durante la vida, Yo les acompañaré en todo lugar y tendrán Mi ayuda especial en la hora de la muerte.

4. Aunque tuvieran más pecados que las hojas de la hierba que crece en los campos, y más que los granos de arena en el mar, todos serán borrados por medio de esta devoción al Vía Crucis. (Nota: Esta devoción no elimina la obligación de confesar los pecados mortales. Se debe confesar antes de recibir la Santa Comunión.)

5. Los que acostumbran rezar el Vía Crucis frecuentemente, gozarán de una gloria extraordinaria en el Cielo.

6. Después de la muerte, si estos devotos llegasen al Purgatorio, Yo los libraré de ese lugar de expiación, el primer martes o viernes después de morir.

7. Yo bendeciré a estas almas cada vez que rezan el Vía Crucis; y mi bendición les acompañará en todas partes de la tierra. Después de la muerte, gozarán de esta bendición en el Cielo, por toda la eternidad.

8. A la hora de la muerte, no permitiré que sean sujetos a la tentación del demonio. Al espíritu maligno le despojaré de todo poder sobre estas almas. Así podrán reposar tranquilamente en Mis Brazos.

9. Si lo rezan con verdadero amor, serán altamente premiados. Es decir, convertiré a cada una de estas almas en Copón viviente, donde Me complaceré en derramar Mi Gracia.

10. Fijaré la mirada de Mis Ojos sobre aquellas almas que rezan el Vía Crucis con frecuencia y Mis Manos estarán siempre abiertas para protegerlas.

11. Así como Yo fui clavado en la Cruz, igualmente estaré siempre muy unido a los que Me honran, con el rezo frecuente del Vía Crucis.

12. Los devotos del Vía Crucis nunca se separarán de Mí porque Yo les daré la gracia de jamás cometer un pecado mortal.

13. En la hora de la muerte, Yo les consolaré con Mi presencia, e iremos juntos al Cielo. La muerte será dulce para todos los que Me han honrado durante la vida con el rezo del Vía Crucis.

14. Para estos devotos del Vía Crucis, Mi Alma será un escudo de protección que siempre les prestará el auxilio cuando recurran a Mí.

VIA CRUCIS






El Vía Crucis o Camino de la Cruz, es una de las formas más expresivas, más sólidas y extendidas de la devoción del pueblo cristiano a la Pasión de Cristo.


Desde los primeros siglos los peregrinos de Jerusalén veneraban los lugares santos, especialmente el Gólgota y el Sepulcro. Según las revelaciones de Dios a Santa Brígida, luego de la muerte de Cristo, el mayor consuelo de su Madre era recorrer los lugares de aquel sagrado camino regados con la sangre de su Hijo. La imposibilidad de ir a Jerusalén o el deseo de recordar con frecuencia en su propia tierra los momentos de la Pasión, hizo nacer en la cristiandad diversas formas de representar aquellos lugares para ser recorridos en una especie de peregrinación espiritual.

Su ejercicio tiene indulgencia plenaria cuando se hace ante estaciones legítimamente erigidas. Aunque es costumbre laudable leer un texto y rezar determinadas oraciones, puede hacerse meditando mentalmente lo que propone cada estación.

Dice San Bernardo: “No hay cosa tan eficaz para curar las llagas de nuestra conciencia y purgar y perfeccionar nuestra alma como la frecuente y continua meditación de las llagas de Cristo y de su Pasión y Muerte”.

Le dijo Jesús Misericordioso a Santa Faustina Kowalska: "Son pocas las almas que contemplan Mi Pasión con verdadero sentimiento; a las almas que meditan devotamente Mi Pasión, les concedo el mayor número de gracias".

Estaciones del Vía Crucis:

1ª: Jesús condenado a muerte.

2ª: Jesús con la cruz a cuestas.

3ª: Jesús cae por primera vez.

4ª: Jesús encuentra a su Madre.

5ª: El Cireneo ayuda a llevar la cruz.

6ª: La Verónica enjuga el rostro del Señor.

7ª: Jesús cae por segunda vez.

8ª: Jesús consuela a las santas mujeres.

9ª: Jesús cae por tercera vez.

10ª: Jesús es despojado de sus vestiduras.

11ª: Jesús es crucificado.

12ª: Jesús muere en la cruz.

13ª: Jesús en los brazos de su Madre.

14ª: Jesús es sepultado.

Modo de rezar el Vía Crucis:

Recorrer física o mentalmente las estaciones meditando un momento en cada una de ellas. Si queremos mientras meditamos en cada estación, podemos rezar alguna oración, por ejemplo un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

martes, 27 de marzo de 2018


DEVOCIÓN DE LOS SIETE DOLORES DE LA VIRGEN MARÍA:

La Santísima Virgen María manifestó a Santa Brígida,
y le hizo la promesa, de que concedería siete gracias
a las almas que la acompañasen diariamente,
rezando siete Avemarías y meditando en sus dolores.

Las siete gracias prometidas por María son:

1- Pondré paz en sus familias.

2- Serán iluminados en los Divinos Misterios.

3- Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus trabajos.

4- Les daré cuanto me pidan,
con tal que no se oponga a la voluntad
de mi Divino Hijo y a la santificación de sus almas
5- Los defenderé en los combates espirituales
con el enemigo infernal,
y los protegeré en todos los instantes de su vida.

6- Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte:
verán el rostro de su madre.

7- He conseguido de mi Divino Hijo
que los que propaguen esta devoción sean trasladados
de esta vida terrenal a la felicidad eterna directamente,
pues serán borrados todos sus pecados,
y mi Hijo y Yo seremos "su eterna consolación y alegría".




LOS SIETE DOLORES DE MARÍA:

1º DOLOR: La profecía de Simeón
(Evangelio según san Lucas capitulo 2, versículos del 22 al 35)

Virgen María por el dolor que sentiste cuando
Simeón te anunció que una espada atravesaría tu alma;

por los sufrimientos de Jesús,

y, ya en cierto modo te manifestó
que tu participación en nuestra redención,
como corredentora, sería a base de dolor;
haz que seamos dignos hijos tuyos
y podamos imitar tus virtudes.

Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima,
que estuviste constantemente junto a la cruz de Jesucristo.

2º DOLOR: La huida a Egipto
(Mateo 2: 13 - 15)

Virgen María por los dolores que padeciste
al tener que huir de Egipto con Jesús Niño y José,
 haz que tengamos un corazón atento
para huir de todas las ocasiones de pecado
y que la Sagrada Familia sea, en nuestros hogares,
 el ejemplo a seguir.

Y por las lagrimas que derramaste y el dolor que sentiste
 haz que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio.

Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima,
que estuviste constantemente junto a la cruz de Jesucristo.

3º DOLOR: Jesús perdido en el Templo
(Lucas 2, 41 al 50)

Virgen María, que junto a José sufriste
cuando perdisteis por tres días a Jesús,
madre, por el dolor que sentiste y las lagrimas que derramaste,
llévanos siempre de tu mano, como a niños,
para que no nos perdamos.

Y si alguna vez, por nuestros errores,
nos alejamos de vosotros,
haz que no descansemos hasta encontraros nuevamente.

Y por los méritos de ese dolor
haz que los más jóvenes no se pierdan por malos caminos.

Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima,
que estuviste constantemente junto a la cruz de Jesucristo.

4º DOLOR: El encuentro con Jesús, cargado con la cruz
camino del calvario

(Vía Crucis, cuarta estación)

Virgen María, por las lagrimas que derramaste
y el fuerte dolor que experimentaste
al encontrar a tu querido Hijo con la cruz a cuestas,
ayúdanos a cambiar nuestros corazones
para no aumentar más el peso de su cruz
con nuestras ofensas y pecados,
causa de su muerte y de tu tristeza.
Haz que podamos ser para Jesús otro Cirineo.
Y por los méritos de este dolor
haz que seamos dignos vasallos de tan Gran Rey
y sepamos ser humildes como El lo fue.

Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima,
que estuviste constantemente junto a la cruz de Jesucristo.



5º DOLOR: La Crucifixión y muerte de Jesús
(Juan 19, 17 al 30)

Virgen María, por tu sufrimiento inmenso
al ver a tu Hijo clavado en la cruz,
enséñanos a aceptar con paciencia
todas las cruces que estamos viviendo
y las que nos toquen vivir en el futuro,
ofreciéndolas con mucho amor
por la conversión de los pecadores.
Y por las lagrimas que derramaste y el dolor que padeciste,
no permitas que jamás muramos por el pecado
y haz que podamos recibir los frutos de la Redención.

Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima,
que estuviste constantemente junto a la cruz de Jesucristo.

6º DOLOR: La lanzada y María recibe a Jesús bajado de la cruz
(Marcos 15, 42 al 46)

Virgen María, por las lagrimas que derramaste
y el dolor que sentiste al ver la lanzada en el corazón
de tu amado Hijo Jesús,
por esas lágrimas que se mezclaron con su sangre
cuando lo recibiste en tus brazos maternales,
sé nuestra fortaleza para que podamos entregarnos
a todos los que necesitan ayuda,
dándoles nuestro tiempo, dedicación y amor.
Virgen María te acompañamos en ese dolor,
y por los méritos del mismo
haz que sepamos amar a Jesús como El nos amo.

Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima,
que estuviste constantemente junto a la cruz de Jesucristo.

7º DOLOR: El entierro de Jesús y la Soledad de la Virgen
(Juan 19, 38 al 42)

Virgen María, por las lágrimas que derramaste
y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo,
El, que siendo el Creador,
Dueño y Señor de todo el universo,
llevó su humillación hasta el último momento
por el rescate de nuestros pecados,
haz que siempre os tengamos, a Jesús y a Ti, por compañía.
Virgen María
 madre nuestra adoptiva y corredentora,
que le acompañaste en todos sus sufrimientos
y quedaste sola y llena de aflicción
al dejar el cuerpo de tu Divino Hijo en el sepulcro, 
te acompañamos en este dolor,
y, por los méritos del mismo,
concédenos a cada uno de nosotros
la gracia particular que te pedimos:

(decir el favor especial que se quiere conseguir).

Ruega por nosotros, Virgen dolorosísima,
que estuviste constantemente junto a la cruz de Jesucristo.

Virgen María, líbranos de todo mal
y pon en el Corazón Sagrado de tu Hijo Jesús
nuestras plegarias y necesidades.

+ Así sea. +

Repetir todo durante siete días seguidos.
Rezar todos los días un Avemaría en cada dolor,
mientras se meditan.
Se aconseja leer del Evangelio las citas que acompañan
a cada uno de los dolores.
Además del Avemaría se puede rezar,
después de reflexionar cada dolor, un Padrenuestro y un Gloria.


lunes, 26 de marzo de 2018

SAN GENARO



ORACIÓN A SAN GENARO.
Este santo es un mártir de Nápoles y el santo patrono de esa ciudad, ha realizado numerosos milagros y los días 19 de setiembre su sangre se licua y se vuelve líquida.
Es muy milagroso y en estos momentos le estoy pidiendo un favor muy especial por eso estoy compartiendo esta devoción con ustedes.

Glorioso San Genaro, valiente atleta de la fe de Cristo, que diste tu vida para defenderla y recibiste la corona del martirio. Sálvanos de los peligros que pueden matar no solo el cuerpo sino también el alma.


Con tu milagro de la licuación de tu sangre eres signo seguro y elocuente de que estás entre nosotros y conoces nuestras necesidades.

Ruega por nosotros que recurrimos a ti seguros de ser atendidos y líbranos de todo mal. Sálvanos de la invasión de incredulidad y haz que aquella fe por la cual sacrificaste tu vida, produzca siempre en medio de nosotros frutos de obras santas.

Milagroso San Genaro haz un milagro en mi alma necesitada de luz y verdad.
San Genaro Ruega por nosotros!

Amén

SEMANA SANTA


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