sábado, 21 de abril de 2018

¿Por qué hemos sido creados?



Los filósofos se han preguntado, sin poder muchas veces, responder a sus propias interrogaciones, de dónde ellos venían, por qué habían sido creados y a dónde iban. La Santísima Virgen, en quien la luz de la fe iluminaba el alma pura e inmaculada, sabía que Ella venía de Dios, creador del cielo y de la tierra; que el Señor la había colocado aquí, abajo, dándole una misión especial y que le reserva una recompensa eterna. Nosotros podemos decir, con noble orgullo, que, como María, venimos de Dios; que, en su sabiduría infinita, Él ha dado a nuestra vida un fin determinado, y que nos prepara una felicidad sin fin, si somos fieles a sus órdenes. Hay hombres, sin embargo, que pasan sobre esta tierra sin ocuparse jamás de sus destinos eternos y pierden su alma, porque viven como si no hubieran de morir.

viernes, 20 de abril de 2018

SANTO ROSARIO



Mensaje sobre el Santo Rosario

Promesa de la Santísima Virgen María a los que rezan el Santo Rosario


**Los que fielmente rezan el Santo Rosario, tendrán en la vida y en la muerte, la Luz de Dios y la plenitud de Su gracia. En la hora de la muerte, participarán de los méritos de los Santos del Paraíso.**

Comentario:


¡Qué importante es tener la Luz de Dios para guiarnos en este mundo y alcanzar felizmente la Vida eterna! Pues bien, los que rezan fielmente y constantemente el Santo Rosario, recibirán en plenitud la Luz de Dios y caminarán seguros en medio de las tempestades del presente mundo. También tendrán una ayuda especial de todos los Santos, es decir, de la Iglesia Triunfante que ya está en el Paraíso y que tiene un grandísimo poder para ayudarnos a nosotros, viandantes por esta vida terrena. Además, en la hora de la muerte los Santos nos cubrirán con sus méritos y así compareceremos seguros ante el Dios tres veces Santo. Entonces ¡qué empeño y constancia debemos tener en rezar el Rosario todos los días, de ser posible los veinte misterios! No hay cosa más laudable, después de la Santa Misa, que rezar el Rosario. Aprovechemos el tiempo, dejando de mirar televisión y usando ese tiempo para rezar más rosarios. Es por nuestro propio bien temporal y eterno, y por el bien de muchos hermanos nuestros, de nuestra Patria y del mundo entero.

Maria Modelo a imitar

María, nuestro Modelo
CONSIDERACIÓN. – La mejor manera de honrar a la San
tísima Virgen, es esforzarse en
reproducir sus admirables virtudes, porque Ella es
no solamente nuestra Madre, sino también nuestro
Modelo.
María se ha elevado a la santidad sublime que la ca
racteriza, no por género de vida excepcional,
sino cumpliendo perfectamente y con espíritu de fe,
cada uno de sus actos. Sui existencia ha sido,
exteriormente, simple y ordinaria: la observación d
e la ley divina: la práctica de las virtudes de su
estado,
constituye toda su perfección. El camino que ha seg
uido, es el que nosotros debemos seguir. Elevemos
los ojos hacia Ella, meditemos su conducta y apliqu
émonos a reproducir por nuestros sentimientos,
acciones, palabras, lo que admiramos en Ella; esfor
cémonos en dar cada día un paso en esta imitación d
e
nuestra Madre; éste es el modo más seguro de serle
agradable.
“El alma de María es el espejo fiel donde se reflej
an, con toda su hermosura, las más sublimes
virtudes”, dice San Ambrosio; que Ella sea nuestro
Modelo y la luz de todos nuMaría, nuestro Modelo
CONSIDERACIÓN. – La mejor manera de honrar a la San
tísima Virgen, es esforzarse en
reproducir sus admirables virtudes, porque Ella es
no solamente nuestra Madre, sino también nuestro
Modelo.
María se ha elevado a la santidad sublime que la ca
racteriza, no por género de vida excepcional,
sino cumpliendo perfectamente y con espíritu de fe,
cada uno de sus actos. Sui existencia ha sido,
exteriormente, simple y ordinaria: la observación d
e la ley divina: la práctica de las virtudes de su
estado,
constituye toda su perfección. El camino que ha seg
uido, es el que nosotros debemos seguir. Elevemos
los ojos hacia Ella, meditemos su conducta y apliqu
émonos a reproducir por nuestros sentimientos,
acciones, palabras, lo que admiramos en Ella; esfor
cémonos en dar cada día un paso en esta imitación d
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nuestra Madre; éste es el modo más seguro de serle
agradable.
“El alma de María es el espejo fiel donde se reflej
an, con toda su hermosura, las más sublimes
virtudes”, dice San Ambrosio; que Ella sea nuestro
Modelo y la luz de todos nuestr
os pasos. estros pasos

– La mejor manera de honrar a la Santísima Virgen, es esforzarse en reproducir sus admirables virtudes, porque Ella es no solamente nuestra Madre, sino también nuestro Modelo. María se ha elevado a la santidad sublime que la caracteriza, no por género de vida excepcional, sino cumpliendo perfectamente y con espíritu de fe, cada uno de sus actos. Sui existencia ha sido, exteriormente, simple y ordinaria: la observación de la ley divina: la práctica de las virtudes de su estado, constituye toda su perfección. El camino que ha seguido, es el que nosotros debemos seguir. Elevemos los ojos hacia Ella, meditemos su conducta y apliquémonos a reproducir por nuestros sentimientos, acciones, palabras, lo que admiramos en Ella; esforcémonos en dar cada día un paso en esta imitación de nuestra Madre; éste es el modo más seguro de serle agradable. “El alma de María es el espejo fiel donde se reflejan, con toda su hermosura, las más sublimes virtudes”, dice San Ambrosio; que Ella sea nuestro Modelo y la luz de todos nuestros pasos.
María, nuestro Modelo
CONSIDERACIÓN. – La mejor manera de honrar a la San
tísima Virgen, es esforzarse en
reproducir sus admirables virtudes, porque Ella es
no solamente nuestra Madre, sino también nuestro
Modelo.
María se ha elevado a la santidad sublime que la ca
racteriza, no por género de vida excepcional,
sino cumpliendo perfectamente y con espíritu de fe,
cada uno de sus actos. Sui existencia ha sido,
exteriormente, simple y ordinaria: la observación d
e la ley divina: la práctica de las virtudes de su
estado,
constituye toda su perfección. El camino que ha seg
uido, es el que nosotros debemos seguir. Elevemos
los ojos hacia Ella, meditemos su conducta y apliqu
émonos a reproducir por nuestros sentimientos,
acciones, palabras, lo que admiramos en Ella; esfor
cémonos en dar cada día un paso en esta imitación d
e
nuestra Madre; éste es el modo más seguro de serle
agradable.
“El alma de María es el espejo fiel donde se reflej
an, con toda su hermosura, las más sublimes
virtudes”, dice San Ambrosio; que Ella sea nuestro
Modelo y la luz de todos nuestros pasos.

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