Evangelio del día.
Sábado 24/SEP/16. Jn 19, 25-27.
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre, con su hermana María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: “Mujer, aquí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Aquí tienes a tu madre”. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.
Reflexión:
La Virgen se apareció a San Pedro Nolasco y le pidió fundar una orden para rescatar a los esclavos cristianos de las manos de los sarracenos en España. Es que la Virgen siempre nos rescata de las manos del mal, porque Ella es la enemiga personal de Satanás, y si queremos ser realmente libres, entonces encomendémonos a María, seamos obedientes a Ella, y seremos completamente libres.
“Merced” significa “misericordia”, y es que María es la Madre de la Misericordia, porque es Madre de Jesús, que es la Misericordia del Padre. Así la Virgen puede derramar su amor y misericordia sobre las miserias humanas, entre las que nos encontramos nosotros, y así María hace obras maravillosas de gracia, de modo que nos lleva de ser pecadores a grandes santos.
Confiémonos a María Santísima, especialmente a Nuestra Señora de la Merced, para que Ella nos libre de la esclavitud del pecado, que es la peor esclavitud, pues nos hace esclavos de Satanás, el más tremendo y malvado amo, que nos quiere perder en el tiempo y en la eternidad.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de ser también nosotros liberadores de nuestros hermanos, ayudándolos a huir del pecado y del demonio, por medio de oraciones y sacrificios.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.