viernes, 17 de mayo de 2019

LA GRACIA DE DIOS



La Gracia
La amistad con Dios perdida por el pecado original, sólo se puede recuperar por medio de la gracia. Que es un don sobrenatural que Dios concede para alcanzar la vida eterna, y se recibe, principalmente por los sacramentos. Es un regalo de Dios, nadie ha hecho nada para obtenerla por mérito propio. Dios siempre da el primer paso. Es don sobrenatural porque lo que se está comunicando es la vida misma de Dios. Este regalo de Dios exige la respuesta del hombre.

La gracia es una participación gratuita de la vida sobrenatural de Dios (CIC 1996-1997) Inicia con el Bautismo y se pierde cada vez que se comete un pecado grave. Ahora bien, la gracia puede perderse o aumentarse, a pesar de ser gratuita el hombre puede favorecer su recepción o impedir su fruto.

Por medio de la gracia somos introducidos a la vida Trinitaria: se participa por el Bautismo de la gracia de Cristo, somos hechos hijos adoptivos de Dios, por lo que se puede llamar “Padre” a Dios, y se recibe la vida del Espíritu que infunde la caridad y que forma la Iglesia.

La vocación a la vida eterna proviene de la iniciativa gratuita de Dios, sólo Él es capaz de revelarse y de darse, por lo tanto es sobrenatural porque sobrepasa las capacidades de la inteligencia y la voluntad humana. El cristiano no puede actuar rectamente si no cuenta con la ayuda de Dios.

Necesidad de la gracia
La gracia es absolutamente necesaria, sin ella es imposible alcanzar la salvación, la vida eterna. La justificación implica el perdón de los pecados, la santificación y la renovación. Es la que arranca al hombre del pecado contrario al amor de Dios y purifica su corazón. Es una acogida de la justicia de Dios por la fe en Cristo, merecida por la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

La justificación es la obra más excelente del amor de Dios. Decía San Agustín “la justificación del impío es una obra más grande que la creación del cielo y de la tierra, porque el cielo y la tierra pasarán, mientras la salvación y la justificación de los elegidos permanecerán”. Implica la santificación de todo el ser.

La justificación se le concede al hombre por medio de la gracia, en virtud de los méritos de la redención de Cristo. Pero no se le da sin hacer nada por merecerla. El hombre debe disponerse a recibirla mediante el ejercicio de la virtud.

En el siglo V, los seguidores de Pelagio, decían que sin la gracia el hombre se podría salvar, pues se basta a sí mismo y no necesita de la ayuda de Dios. Esta es la llamada “herejía de Pelagio” o pelegianismo. Esta herejía está muy difundida en la actualidad por el New Age.

Los protestantes en el siglo XVI decían el hombre desde el pecado original no puede hacer nada nuevo, pues quedó totalmente corrompido. Exaltaban tanto la gracia que caían en el extremo de anular la libertad del hombre.

Clasificación de la gracia
La presencia de Dios en la vida del hombre debe de ser continua, porque en Él "somos, nos movemos y existimos”. Para ello se cuentan con diferentes tipos de gracias:

Gracia santificante: Es un don sobrenatural infundido por dios en nuestra alma – merecida por la Pasión de Cristo – que recibimos por medio del Bautismo, que nos hace, justos, hijos de Dios y herederos del cielo. El Espíritu Santo nos da la justicia de Dios, uniéndonos – por medio de la fe y el Bautismo – a la Pasión y Resurrección de Cristo. Catec. nn. 1996ss Es una disposición sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de obrar el bien. Sus efectos son:
Borra el pecado
Hace posible que Dios habite en nuestra alma
Nos hace hijos de Dios y herederos del cielo

La gracia actual es ese don sobrenatural, pasajero, otorgado por Dios, que ilumina la inteligencia y mueve la voluntad para que el hombre sea capaz de realizar acciones sobrenaturales. Es un don de Dios concedido temporalmente en una circunstancia precisa.

La gracia habitual, don sobrenatural que permanece en el alma cuando se vive en amistad con Dios, sin cometer ningún pecado grave. Es una disposición permanente para vivir y actuar según la voluntad de Dios.

Gracia sacramental, gracia propia de cada sacramento.

Gracias especiales, carismas o dones gratuitos de Dios para el bien común de la Iglesia.

Gracia de estado, es la fuerza necesaria para cumplir con las responsabilidades propias según el estado de vida de cada quien o su vocación. Son influjos, en la inteligencia o en la voluntad, por los cuales el hombre percibe lo que debe de hacer o dejar de hacer y se siente atraído para conseguirlo, recibiendo las fuerzas para lograrlo.

Los carismas son gracias especiales del Espíritu Santo, están ordenados a la gracia santificante y son para el bien común de la Iglesia.

lunes, 13 de mayo de 2019

ORACIÓN POR LAS MADRES QUE PARTIERON AL CIELO




Continuamente te rezamos, Señor, por nuestra madre.
La recordamos con paz y con amor ante Ti,
seguros de que ella vive,
como estamos seguros de que vives Tú
y de que tu amor dura para siempre.
La recordamos cuando estaba entre nosotros...
A veces, nos parece sentir el calor y el sosiego
de su presencia protectora
como cuando vivía aquí,
mucho más para nosotros que para sí misma.
Dale, Señor, tu amor, dale tu vida. Dale tu paz.
Tenla muy cerca de Ti.
Sea feliz y ruegue ante Ti por nosotros.
Ayúdanos a vivir lo que ella nos enseño,
más con amor que con palabras.
A rezarte como ella, a quererte como ella,
a hacer de Ti y de los demás, igual que ella,
el sentido de nuestra vida.
Y si por descuido o por debilidad en algo te faltó,
perdónala, Tú que sabes lo que es ser Padre y Madre
y conoces como nadie el amor y el perdón
sin medida ni límites...
Perdónale sus faltas por lo mucho que amó a todos.
Gracias, Señor, por esta oración que nos llena de paz
en el recuerdo de nuestra madre.
Amén.

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