viernes, 16 de octubre de 2015

Evangelio del día: Los hipócritas se maquillan de buenos San Lucas 12, 1-7




Diálogo introductorio con Jesús
Señor mío, te alabo y te bendigo por este día que me das. Hoy quiero pedirte que toques mi corazón con la fuerza de tu Espíritu y me hagas alguien libre y soñador. No quiero estar apegado a las estructuras estrechas que me dicen que no puedo salir adelante, que no tengo más oportunidades. Tengo que vencer todos esos pensamientos negativos que no me dejan crecer y echar hacia adelante. Confío que en este momento actuarás en mi corazón para que pueda ser cada día un mejor ser humano. No permitas que me conforme con un poco cuando puedo tener más. Dame la capacidad de ver mucho más allá de los límites y captar todas las posibilidades que la vida me da. Te suplico que bendigas a todas las personas con las que me voy a encontrar, permite que sean encuentros de bendición y de crecimiento. Bendice a los que amo y necesitan de Ti. Amén.


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Del santo Evangelio según san Lucas 12, 1-7
En aquel tiempo, la multitud rodeaba a Jesús en tan gran número, que se atropellaban unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos:
“Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de la hipocresía. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse. Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la oscuridad, se dirá a plena luz, y lo que hayan dicho en voz baja y en privado, se proclamará desde las azoteas.
Yo les digo a ustedes, amigos míos: No teman a aquellos que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quién han de temer: Teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar al lugar de castigo. Se lo repito: A él sí tienen que temerlo.
¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno solo de ellos se olvida Dios; y por lo que a ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que todos los pajarillos”. Palabra del Señor.
Reflexión del Papa Francisco
¿Qué hacen los hipócritas? Se maquillan, se maquillan de buenos: ponen cara de estampita, rezan mirando al cielo, se muestran, se consideran más justos que los demás, desprecian a los otros. ´Pero - dicen - yo soy muy católico, porque mi tío ha sido un gran benefactor, mi familia es esta y yo soy... he aprendido... he conocido tal obispo, tal cardenal, tal padre... Yo soy...´. Se consideran mejores que los demás. Esta es la hipocresía. El Señor dice: ´No, eso no´. Nadie es justo por sí mismo. Todos tenemos la necesidad de ser justificados. Y el único que nos justifica es Jesucristo.
Por eso debemos acercarnos al Señor. Para no ser cristianos disfrazados, que cuando pasa esta apariencia, se ve la realidad, que no son cristianos. (Homilía en Santa Marta, 18 de marzo de 2014).
Diálogo con Jesús
Mi buen Jesús, sé que me quieres feliz, que me bendices y en todo momento me haces llegar tu amor de distintas maneras, a través de manifestaciones, detalles y gestos en los otros y en las acciones de mi vida misma. No hago más que dar gracias por todo lo que haces en mi vida y por todas las oportunidades que me brindas para ser feliz y hacer feliz a los míos. Te suplico que me ayudes a actuar de manera coherente con la fe, aunque eso signifique que sufra de rechazos y habladurías. Seguirte no es sencillo, Tú mismo lo has advertido y hasta dices que seremos odiados por tu nombre. Somos como ovejas en medio de lobos en esta vida, pero Tú nos consuelas y nos dices que aquel que persevere hasta al final se salvará. Creo en tu promesa, en tu fidelidad y en tu protección, es tu promesa de amor, por ello, confiado en tu Palabra, proclamaré siempre tu nombre y tus obras a donde vayan mis pasos, y es que mi corazón ya no puede contener la alegría de tenerte, de adorarte, de proclamarte. Dame la fuerza y tu poder para vencer los miedos y estar libre de angustias. Guía corazón y mi mente con el Espíritu Santo, esa presencia poderosa contenida en tus tres divinas personas que ilumina nuestras vidas y nos hace ser personas decididas y valientes en la fe. Te amo Jesús, aunque camine por sendas oscuras, no vacilare ni temeré, porque tu fuerza y tu poder están conmigo y me infundes confianza. Amén
Propósito para hoy
Presentarme hoy, y siempre, ante los demás como realmente soy, evitando cualquier tipo de hipocresía por insignificante que pueda parecer.
Reflexionemos juntos esta frase:
"¿Soy fiel a Cristo en la vida cotidiana? ¿Soy capaz de «hacer ver» mi fe, con respeto, pero también con valentía?" (Papa Francisco)

jueves, 15 de octubre de 2015

MODO DE ORAR SEGÚN TERESA DE JESÚS.




Preparado por el Carmelo Joven para la JMJ 2011 en Madrid.
Oración Mental

I. QUÉ ES ORAR

Te invito a algo tan sencillo como vivir la amistad con Jesús y cultivarla en el silencio, en el encuentro personal … en la oración.


Como toda amistad, necesita algunas condiciones para que dure se haga más fuerte. Para llegar a ser orante necesitas cuidar:
Tus relaciones con los demás: respecto, amor, solidaridad, perdón…
Tu relación contigo.
Tu relación con Jesús.
Y algo más: “determinada determinación“. Sólo si comienzas con decisión y entusiasmo, sin importarte las dificultades (que llegarán), con constancia, encontrarás los frutos duraderos de la amistad con Jesús.
 II. ANTES DE EMPEZAR
Pasamos al momento concreto de la oración. Si quieres empezar de cualquier modo, puedes encontrar muchas dificultades. Para “ponernos en situación”, te pueden ayudar estas pequeñas pautas:
Busca un ambiente adecuado y silencio.
Prepara un texto del Evangelio, quizá un símbolo, un canto o alguna imagen: te ayudará a fijar la atención en Jesús.
Toma una postura relajada que te ayude a centrarte, a situarte desde dentro.
Poco a poco, toma conciencia de tu respiración, de tu cuerpo, de tu interior para estar en ti sin dispersión..
Centra ahora tu atención en Jesús, en su presencia amorosa en ti y en todo.
III. ENTRANDO EN LA ORACIÓN.
Ahora tienes que encontrar tu propio modo de orar, según tu modo de ser, tu sensibilidad y tu situación. Lo importante está en volvernos a Jesús, contemplarle y penetrar en su misterio con ayuda de su Espíritu.
Te pueden servir estas sugerencias:
Representarlo vivo en tu interior.
Mirarle adentrándote en alguna de las escenas evangélicas.
Contemplar una imagen de Jesús o repetir una frase breve que exprese lo que quieres decirle.
Recitar muy pausadamente el Padre nuestro, su oración, saboreándola.
Es bueno discurrir un rato, profundizar, comprender… pero esto no debe ser el centro del orar. La amistad es cosa del corazón…
IV. MÁS ADENTRO.
El centro de nuestra oración es la persona de Jesús. No importa cómo hayas entrado, la clave está en permanecer a su lado, dejarte mirar, escucharle, acoger su luz para conocerle a Él, penetrar en su misterio desde tu propio corazón y dejarte envolver por su presencia.
“Estate allí, acallado el entendimiento, mira que te mira, acomáñale y habla y pide y regálate con Él. Pídele que aciertes a contentarle siempre, porque de él te ha venido todo bien”
Es tiempo de recibir el don de Dios, de dejarle a Él la iniciativa para obrar, momento también de responder: una palabra, un gesto, un sentimiento, una petición. Sobre todo, tiempo de reconocer y agradecer -¡su amor hace obras grandes!-, tiempo de pedir conocer su voluntad, cómo te sueña Dios en tu vida concreta.
V. ALGO SE MUEVE.
La oración no es un momento, es un camino. Te irá descubriendo poco a poco quién es Jesús, su misterio, sus valores, su propuesta, sus sentimientos y el amor con que te acoge y te busca… Al mismo tiempo, te ayudará a conocerte personalmente de otro modo, quién eres y cómo vives. Mirar a Jesús y mirarte tal y como Dios te ve y te sueña. No descuides esto, aunque no sea lo central, porque sólo así podemos vivir en la verdad. No hay oración sino en la verdad ¡como la amistad!.
También se irá concretando la llamada que Jesús te hace a vivir en libertad interior, la auténtica que da el Evangelio. Sean cuales sean tus circunstancias, te invita a vivir con Él y como Él. Ser orante es vivir el seguimiento de Jesús con todas las consecuencias.
VI. Y ¿DESPUÉS?
Con frecuencia, la oración será tiempo de paz, de alegría interior, de luz… pero no siempre. Tu momento personal, tu situación, el cuestionamiento que encuentras en la oración… hacen que los sentimientos  que nacen en la oración sean siempre distintos.
No evalúes por esto tu oración. Lo importante es que se produzca el encuentro, que tu actitud sea de atención amorosa y escucha. Recoge las luces que hayas recibido, agradece la presencia del Señor y su amor, la sientas o no. La oración es cuestión de fe, de tiempo, de constancia… y de compromiso.
Mira hacia fuera ¿acaso no empiezas a verlo todo de otra manera? Los demás, la vida da cada día, lo que sucede en el mundo tiene ya otros colores, colores de esperanza y de amor.
VII. LA HUELLA DE ORAR
La oración deja huella en nuestro interior, “deja dejos”. No se trata de tener muy buenos deseos, ni de hacer eso que llaman “buenos propósitos”. La oración, como la amistad, es sobretodo un DON, un regalo que, acogido desde el corazón, va haciendo crecer  algo nuevo, nos cambia. Y eso se nota por fuera, son esos “dejos confirmados con obras”.
Todos los sentimientos que puedan surgir en la oración tienen una importancia relativa. Lo fundamental es que esa obra de Jesús en ti, unida a tu respuesta, se va reflejando en otro modo de estar y actuar en la vida con otros valores, otros criterios, otros sentimientos profundos. Él nos ama sin medida ni condiciones. Amarle no es cosa de palabras bonitas, “sino servir con justicia y fortaleza y humildad”. Buen camino.

miércoles, 14 de octubre de 2015

EL DIABLO EXISTE Y ACTUA





El Papa Francisco te invita a no olvidar que "el diablo existe y actúa" (cf Homilía 4 Sep 2015). Como parte de este mundo, estamos condicionados profundamente por circunstancias, costumbres, pasiones, interrogantes y problemas, que determinan en muchos casos nuestras propias actitudes y poco a poco, determinan nuestras creencias y la posibilidad de perder nuestra fe. Precisamente en nuestras debilidades, flaquezas, desesperanzas, desánimos, frustraciones, tristezas, enojos, rencores, períodos espiritualmente fríos, es cuando las tentaciones negativas son más efectivas.
Gracias a Dios, existen también los ángeles buenos, pero… junto con los ángeles malos o demonios, ambos están presentes en la vida ordinaria y corriente de los hombres, todos los días de nuestra vida. Con su astucia e hipocresía, el demonio fácilmente puede hacerte caer en sus redes, presentándote un panorama ilusorio tan atractivo, ofreciéndote opciones de "felicidad y placer" irresistibles, de tal manera que la propia realidad se ve opaca y aburrida.
Dios no saca a sus hijos del mundo o del mal, sino que les da fuerza para vencerlos. Es por esto que esta página se ofrece como una herramienta a favor de Dios, y un aliado en tu camino contra las tentaciones negativas que el diablo permanentemente te pone al alcance de la mano. Ayuda a otros a conocernos, invita a tus amigos a participar del grupo, de las oraciones, envia mails alentadores en la Fe y comparte las buenas nuevas, todo eso hara que le quites poder al enemigo de nuestra alma. HAGAMOS LIO! COMO DIJO EL PAPA FRANCISCO!

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