jueves, 5 de diciembre de 2019

LA HORA DE LA GRACIA SE REZA EL 6, 7 Y 8 DE DICIEMBRE COMO HACER LA HORA DE GRACIA





LA HORA DE LA GRACIA SE REZA EL 6, 7 Y 8 DE DICIEMBRE
COMO HACER LA HORA DE GRACIA
Solicitud de nuestra santísima madre Rosa Mística para la Hora de Gracia:
1. Día y Hora de Gracia: 8 de diciembre, Fiesta de la Inmaculada Concepción, inicio a las 12 del mediodía hasta la 1 de la tarde.
2. Durante esta hora en casa o en la iglesia, evitar toda clase de distracciones, no contestar el teléfono, no abrir la puerta, no hacer nada en absoluto, sino estar con el cuerpo, con el corazón y el alma en actitud de oración y espera a recibir el torrente de gracia y bendición prometidas por nuestra Madre en esta Hora de Gracia.
3. Comiencen la Hora de Gracia rezando tres veces el Salmo 51 con los brazos abiertos.
4. Distribuir la hora entre espacios de oración, vocal o en silencio y/o frente al Santísimo, según cada cual haya dispuesto. Meditando en la pasión de Jesús, meditando en el Evangelio del día, rezando el santo rosario en Cenáculo, y/ o rosario de Lágrimas y Sangre.
Nuestra santa madre nos está dando la oportunidad de demostrar nuestro amor y confianza en Ella y ayudándonos a hacer reparación por los inconmensurables pecados que ofenden a su amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que claman venganza del Cielo. Aprovechemos pues, esta Hora, para hacer descender sobre el mundo: un sano temor a Dios que nos lleve a la Paz del corazón, a un sincero arrepentimiento, a un hambre de Dios, que nos motive a la confesión y a comulgar frecuentemente, para crecer en la fe, en la esperanza y en el amor.
SALMO 51 (50) MISERERE
Rezarlo 3 días consecutivos (5- 6- y 7 de Diciembre)
Ten piedad de mí Oh Dios, según tu amor, por tu inmensa ternura borra mi delito, lávame a fondo de mi culpa, y de mi pecado purifícame.
Pues mi delito yo lo reconozco, mi pecado sin cesar está ante mí; contra Ti, contra Ti solo he pecado, lo malo a tus ojos cometí.
Por que aparezca tu justicia cuando hablas y tu victoria cuando juzgas.
Mira que en la culpa ya nací, pecador me concibió mi madre.
Mas Tú amas la verdad en lo íntimo del ser, y en lo secreto me enseñas la sabiduría.
Rocíame con el hisopo, y seré limpio, lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
Devuélveme el son del gozo y la alegría, exulten los huesos que machacaste Tú.
Retira tu faz de mis pecados, borra todas mis culpas.
Crea en mí, oh Dios, un puro corazón, un espíritu dentro de mí renueva; no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu.
Vuélveme la alegría de tu salvación, y en espíritu generoso afiánzame; enseñaré a los rebeldes tus caminos, y los pecadores volverán a Ti.
Líbrame de la sangre, Dios, Dios de mi salvación, y aclamará mi lengua tu justicia; abre, Señor, mis labios, y publicará mi boca tu alabanza.
Pues no te agrada el sacrificio, si ofrezco un holocausto no lo aceptas.
El sacrificio a Dios es un espíritu contrito; un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias.
¡Favorece a Sión en tu benevolencia, reconstruye las murallas de Jerusalén!
Entonces te agradarán los sacrificios justos, --holocausto y oblación entera-- se ofrecerán entonces sobre tu altar novillos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Con la confianza de haber obtenido de Tu infinita Misericordia el perdón por mis innumerables culpas, ofensas y negligencias me permito, oh Jesús, pedirte perdón también por mis hermanos.
Pienso en los innumerables pecados que se cometen en el mundo día a día: pecados de los individuos y de las naciones, pecados de los súbditos y de los gobernantes; pecados de orgullo de sensualidad y de codicia; pecados de pensamiento, de palabra, de obras y de omisión.
Por todos estos pecados y por los pobres infelices que los cometen, me atrevo a pedir, oh Jesús, la efusión de Tu infinita misericordia. Son los pecados los que Te hicieron agonizar en el Huerto de los Olivos y sumergieron Tu alma santísima en un mar de tristeza.
No olvides, oh Jesús, que libremente quisiste cargar con ellos; que has querido "hacerte pecado", para borrar los nuestros; no olvides, oh Jesús, que Te ofreciste a la ira del Padre, para rescatar a Tus hermanos culpables.
Oh Jesús, Te ruego renueves Tu ofrecimiento al Padre, presentándole nuevamente Tus llagas; muéstrale las espinas, los flagelos y los clavos que traspasaron tus carnes; pero, especialmente, hazle ver Tu Corazón herido y rebosante de amor por El y por nosotros, y pide Su perdón.
Recuerda, oh Jesús, que mayor que todas nuestras culpas es Tu misericordia. Viértela, oh Jesús, sobre el mundo culpable. Busca las ovejas que se alejaron de Tu redil y muéstrales cuán grande es la potencia de Tu amor de Salvador.
Y ya que Tu Corazón está herido por las culpas de los más íntimos, para los que renuevan el beso de Judas o la negación de Pedro, también para ellos, oh Jesús, invoco Tu perdón. Que ninguno de ellos cumpla el gesto desesperado de Judas, sino que Tu gracia los induzca, como a Pedro, a una reparación de amor.
Rosario de Lágrimas y Sangre
En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén.
Oración Inicial
- Jesús crucificado, postrados a tus pies te ofrecemos las "Lágrimas y Sangre" de aquella que te acompañó con tierno amor y compasión en tu Vía-Crucis. Concédenos la gracia, Oh buen Maestro de tomar a pecho las enseñanzas contenidas en las "Lágrimas y Sangre" de tu Santísima Madre, para cumplir tu voluntad de tal manera que un día seamos dignos de alabarte y glorificarte por toda la eternidad, Amén.
Se rezan siete misterios así: En lugar del Padre Nuestro:
- Oh Jesús mío, mira las Lágrimas y Sangre de aquella que te tenía el amor más grande en la tierra y te ama con el amor más fervoroso en el cielo.
En vez de las Avemarías se dice:
- Oh Jesús escucha nuestros ruegos por las Lágrimas y Sangre de tu Santísima Madre.
Al finalizar el Rosario se dice tres veces: " Oh Jesús mío, mira las Lágrimas y Sangre de aquella que te tenía el amor más grande en la tierra y te ama con el amor más fervoroso en el cielo."
Oración Final
Oh María, Madre al Amor, de los Dolores y de Misericordia, te suplicamos reúne tus ruegos con los nuestros para que Jesús, a quien nos dirigimos en el nombre tus "Lágrimas Y Sangre" maternas, escuche nuestras súplicas concediéndonos, con las gracias que te pedimos, la corona de la vida eterna, Amén.
Tus Lágrimas y Sangre Oh Madre Dolorosa, destruya el reino del infierno. Por tu Divina mansedumbre, Oh, encadenado Jesús, guarda al mundo de los horrores amenazantes.
RECUERDEN rezar por el país durante esta hora. La Santísima Virgen ha pedido que este mensaje se distribuya a través del mundo entero. Por favor ayuda a que todas las almas se acerquen a Dios y que Jesús y María sean amados hoy más que nunca.
Oh Inmaculada Concepción Tú eres la estrella de mi noche oscura, salud para mi enfermo corazón, refugio de mi humana perdición, consuelo en mi terrena desventura, auxilio celestial de mi locura, la Reina intercesora del perdón, la Madre acogedora en mi aflicción, la Virgen medianera de ventura.
¡Salve, Señora, incólume María!, templo de la divina Trinidad, sagrario de Jesús, Eucaristía.
Asunta al cielo en venturoso día, coronada de eterna majestad, eres el brillo que hacia el Sol me guía.
Amén

miércoles, 4 de diciembre de 2019

EL ESPÍRITU SANTO DERRAMA ALEGRÍA.


Varias veces la Biblia habla del "gozo del Espíritu Santo" (1 Tesalonicenses 1,6; Romanos 14,17) y nos invita muchas veces a vivir alegres. Es voluntad del Señor que no vivamos tristes:
"No te abandones a la tristeza, ni te atormentes con tus pensamientos. La alegría del corazón es vida para el hombre, y le alarga los días. Distrae tu alma y consuela tu corazón. Aparta de ti la tristeza, porque la tristeza ha perdido a muchos, y de ella no se saca ningún provecho" (Sirácides 30,21-23).
San Pablo insistía: "¡Alégrense en el Señor!" (Filipenses 4,4). Alegrarse en el Señor es vivir la fe con gozo, reconociendo al Señor resucitado en cada momento. Nuestra existencia cristiana debería ser una fiesta permanente, en medio de nuestros problemas, porque en Cristo hallamos el verdadero sentido de la vida, el camino que nos lleva a buen fin, la verdad que nos ilumina por encima de todas las mentiras de la tierra, la vida más intensa.
Es la alegría que llenaba el corazón de Andrés cuando encontró a Jesús y salió a gritar: "¡Hemos encontrado al Mesías!" (Juan 1,41). Es la alegría de los discípulos de Emaús, que sintieron arder su corazón junto a Jesús y corrieron a comunicarlo a los demás (Lucas 24,34). Es la alegría de quién encuentra un tesoro y descubre que vale la pena cambiarlo por todo lo demás (Mateo 13,44).
Pidamos al Espíritu Santo que sane toda tristeza y nos haga conocer esa dulce alegría.

domingo, 1 de diciembre de 2019

ADVIENTO

Estamos empezando el tiempo de Adviento, que es el tiempo con el cual inauguramos el año litúrgico, empezamos la celebración de los misterios de la vida muerte y resurrección de Cristo nuestro Señor, y con ellos la celebración de nuestra salvación.
El Adviento es el tiempo de preparación para celebrar la Navidad y comienza cuatro domingos antes de esta fiesta. Además marca el inicio del Nuevo Año Litúrgico católico y este 2019 empezará el domingo 1 de diciembre.
Adviento viene del latín “ad-venio”, que quiere decir “venir, llegar”. Comienza el domingo más cercano a la fiesta de San Andrés Apóstol (30 de noviembre) y dura cuatro semanas.
El Adviento está dividido en dos partes: las primeras dos semanas sirven para meditar sobre la venida final del Señor, cuando ocurra el fin del mundo; mientras que las dos siguientes sirven para reflexionar concretamente sobre el nacimiento de Jesús y su irrupción en la historia del hombre en Navidad.
En los templos y casas se colocan las coronas de Adviento y se va encendiendo una vela por cada domingo. Asimismo, los ornamentos del sacerdote y los manteles del altar son de color morado como símbolo de preparación y penitencia.
Muchos católicos conocen del Adviento, pero tal vez las preocupaciones en el trabajo, los exámenes en la escuela, los ensayos con el coro o el teatro de Navidad, el armado del nacimiento o pesebre y la compra de regalos, hacen que se olvide el verdadero sentido de este tiempo.

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