SEGUNDA PARTE DEL MINICURSO. 6.- Acoger los consejos de las personas que nos rodean Seamos humildes de cara a nuestros hermanos y hermanas, no busquemos siempre tener la razón o la última palabra en las conversaciones. Reconozcamos nuestros errores y dejémonos corregir. Quien sabe escuchar a su hermano sabrá escuchar a Dios. 7.- Purificar el corazón en el sacramento de la penitencia El corazón purificado constantemente por el perdón de Jesús percibirá su voz con más claridad. 8.- Estar atentos a lo que pasa en el fondo de nuestro corazón El Espíritu Santo no se deja escuchar en el ruido ni en la agitación exterior, sino en la intimidad de nuestro corazón, por medio de mociones suaves y constantes. 9.- Reconocer lo que viene de Dios a través de los frutos que produce en nuestra vida Lo que viene del Espíritu trae consigo paz, nos hace humildes, confiados, generosos en el don de nosotros mismos. Lo que viene de nuestra psicología herida o del demonio produce dureza, inquietud, orgullo, ensimismamiento. 10.- Vivir en un clima de gratitud Si agradecemos a Dios por un beneficio, él nos dará nuevas gracias, en especial las inspiraciones interiores que necesitamos para servirle y amarle. El Señor nos ama a todos por igual. Nos creó a todos con la misma capacidad espiritual, de modo que nadie debe sentirse en desventaja al tratar de escuchar la voz del Espíritu Santo o reconocer la obra de Dios en su vida. La Escritura contiene magníficos relatos acerca de personas como San Pedro, la Virgen María y San Felipe, que percibieron la guía del Espíritu Santo aun cuando esa guía parecía extraña al principio. El Espíritu Santo quiere hablarnos a nosotros, Él quiere infundir nuevos pensamientos en nuestra mente y en nuestros corazones. Ábrete a sus inspiraciones. |
jueves, 22 de agosto de 2019
MINICURSO SEGUNDA PARTE
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