MINICURSO: 10 CONSEJOS PARA APRENDER A COMUNICARSE CON EL
ESPIRITU SANTO.
San Pablo nos recuerda que actúa en
nuestros corazones derramando el amor de Dios. El modo más común de su
actuación son sus inspiraciones
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Sí, es cierto que el Espíritu Santo nos quiere hablar, pero a veces
nos cuesta escucharle. Esto sucede porque hay muchas otras voces que
constantemente nos llegan de todos lados pidiendo atención. Todas quieren
penetrar en nuestros razonamientos e influir en las decisiones que tomamos.
Saber escuchar las inspiraciones del Espíritu Santo, es
un aprendizaje progresivo: se trata de convertirse en aquellas ovejas que
reconocen la voz de su pastor en medio de las otras voces que las rodean (Jn
10, 3-5).
Para lograr esto, es necesario crear poco a poco un cierto "clima
de vida" que comprende los siguientes elementos:
1.- Estar decididos a hacer la
voluntad de Dios
Dios habla a aquellos que desean obedecerle. La obediencia es
una elección a largo plazo; cierra la puerta del infierno y abre las ventanas
del cielo.
Por la disposición de Jesús a ser obediente, incontable multitud de
personas fueron y son llevados todavía a la reconciliación con
Dios.
2.- Llevar una vida de oración
regular
Lleva una vida en la que intentemos principalmente tener una actitud
de confianza, de disponibilidad interior a la acción de Dios.
La fidelidad a la oración favorece y hace más profunda la disposición
de apertura y de escucha.
3.- Meditar regularmente las Santas
Escrituras.
Su manera de tocar y hablar a nuestro corazón despierta en nosotros
una sensibilidad espiritual y nos acostumbra poco a poco a reconocer la voz
de Dios.
4.- Evitar actitudes que pueden
cerrarnos a la acción del Espíritu
Actitudes como la agitación, las inquietudes, los miedos, los apegos
excesivos a nuestra propia manera de hacer o de pensar.
La escucha al Espíritu Santo requiere flexibilidad y desprendimiento
interiores.
5.- Aceptar con confianza los
acontecimientos de nuestra vida
Aceptar lo acontecimientos aun cuando a veces nos contraríen o no
correspondan a lo que nosotros esperábamos.
Si somos dóciles a la manera en la que Dios conduce los
acontecimientos de nuestra vida, si nos abandonamos entre sus manos de Padre,
Él sabrá hablar a nuestro corazón.
Mantengámonos (dentro de lo posible) en paz y en confianza, pase
lo que pase. Cuanto más nos esforcemos por mantener la paz, más escucharemos
la voz del Espíritu.
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