María, nuestro Modelo
CONSIDERACIÓN. – La mejor manera de honrar a la San
tísima Virgen, es esforzarse en
reproducir sus admirables virtudes, porque Ella es
no solamente nuestra Madre, sino también nuestro
Modelo.
María se ha elevado a la santidad sublime que la ca
racteriza, no por género de vida excepcional,
sino cumpliendo perfectamente y con espíritu de fe,
cada uno de sus actos. Sui existencia ha sido,
exteriormente, simple y ordinaria: la observación d
e la ley divina: la práctica de las virtudes de su
estado,
constituye toda su perfección. El camino que ha seg
uido, es el que nosotros debemos seguir. Elevemos
los ojos hacia Ella, meditemos su conducta y apliqu
émonos a reproducir por nuestros sentimientos,
acciones, palabras, lo que admiramos en Ella; esfor
cémonos en dar cada día un paso en esta imitación d
e
nuestra Madre; éste es el modo más seguro de serle
agradable.
“El alma de María es el espejo fiel donde se reflej
an, con toda su hermosura, las más sublimes
virtudes”, dice San Ambrosio; que Ella sea nuestro
Modelo y la luz de todos nuMaría, nuestro Modelo
CONSIDERACIÓN. – La mejor manera de honrar a la San
tísima Virgen, es esforzarse en
reproducir sus admirables virtudes, porque Ella es
no solamente nuestra Madre, sino también nuestro
Modelo.
María se ha elevado a la santidad sublime que la ca
racteriza, no por género de vida excepcional,
sino cumpliendo perfectamente y con espíritu de fe,
cada uno de sus actos. Sui existencia ha sido,
exteriormente, simple y ordinaria: la observación d
e la ley divina: la práctica de las virtudes de su
estado,
constituye toda su perfección. El camino que ha seg
uido, es el que nosotros debemos seguir. Elevemos
los ojos hacia Ella, meditemos su conducta y apliqu
émonos a reproducir por nuestros sentimientos,
acciones, palabras, lo que admiramos en Ella; esfor
cémonos en dar cada día un paso en esta imitación d
e
nuestra Madre; éste es el modo más seguro de serle
agradable.
“El alma de María es el espejo fiel donde se reflej
an, con toda su hermosura, las más sublimes
virtudes”, dice San Ambrosio; que Ella sea nuestro
Modelo y la luz de todos nuestr
os pasos.
estros pasos
– La mejor manera de honrar a la Santísima Virgen, es esforzarse en reproducir sus admirables virtudes, porque Ella es no solamente nuestra Madre, sino también nuestro Modelo. María se ha elevado a la santidad sublime que la caracteriza, no por género de vida excepcional, sino cumpliendo perfectamente y con espíritu de fe, cada uno de sus actos. Sui existencia ha sido, exteriormente, simple y ordinaria: la observación de la ley divina: la práctica de las virtudes de su estado, constituye toda su perfección. El camino que ha seguido, es el que nosotros debemos seguir. Elevemos los ojos hacia Ella, meditemos su conducta y apliquémonos a reproducir por nuestros sentimientos, acciones, palabras, lo que admiramos en Ella; esforcémonos en dar cada día un paso en esta imitación de nuestra Madre; éste es el modo más seguro de serle agradable. “El alma de María es el espejo fiel donde se reflejan, con toda su hermosura, las más sublimes virtudes”, dice San Ambrosio; que Ella sea nuestro Modelo y la luz de todos nuestros pasos.
María, nuestro Modelo
CONSIDERACIÓN. – La mejor manera de honrar a la San
tísima Virgen, es esforzarse en
reproducir sus admirables virtudes, porque Ella es
no solamente nuestra Madre, sino también nuestro
Modelo.
María se ha elevado a la santidad sublime que la ca
racteriza, no por género de vida excepcional,
sino cumpliendo perfectamente y con espíritu de fe,
cada uno de sus actos. Sui existencia ha sido,
exteriormente, simple y ordinaria: la observación d
e la ley divina: la práctica de las virtudes de su
estado,
constituye toda su perfección. El camino que ha seg
uido, es el que nosotros debemos seguir. Elevemos
los ojos hacia Ella, meditemos su conducta y apliqu
émonos a reproducir por nuestros sentimientos,
acciones, palabras, lo que admiramos en Ella; esfor
cémonos en dar cada día un paso en esta imitación d
e
nuestra Madre; éste es el modo más seguro de serle
agradable.
“El alma de María es el espejo fiel donde se reflej
an, con toda su hermosura, las más sublimes
virtudes”, dice San Ambrosio; que Ella sea nuestro
Modelo y la luz de todos nuestros pasos.