Vivir una vida integral en los diferentes aspectos es crucial para sentirnos bien y realizarnos personal y socialmente.
El psicólogo Martin Seligman evidencia las diferencias entre el estilo de vida placentero, la construcción de una buena vida y la vida significativa.
1. La vida placentera
Entendiendo por vida placentera algo bien distinto de la vida orientada al mero placer sin mayores aspiraciones.
Se trata por el contrario en saber promover emociones positivas que sean duraderas empezando por cubrir antes que nada nuestras necesidades básicas de la vida como la alimentación, seguridad, reconocimiento social, etcétera y así lograr un equilibrio entre nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.
Para lograr este primer nivel Seligman propone una actitud de agradecimiento y perdón por todo lo que hemos vivido en el pasado.
Es necesario saber lidiar con las emociones negativas del presente para mirar el futuro con esperanza y optimismo.
2. La construcción de una buena vida
Felicidad no siempre es sinónimo de riqueza, poder o éxito social o personal. Una visión más amplia de la felicidad nos llevaría a saber alcanzar nuestro máximo potencial humano y desarrollarlo para sentirnos más plenos y más contentos con nosotros mismos.
Para mejorar nuestro potencial debemos empezar por el desarrollo de las fortalezas humanas.
Siguiendo los elencos de Martin Seligman y el doctor Christopher Peterson, experto en el campo de la esperanza y el optimismo, presento una síntesis de las fortalezas personales que podremos desarrollar partiendo de la base de las virtudes humanas:
– Sabiduría y conocimiento: Curiosidad e interés por el mundo, amor por el conocimiento y el aprendizaje, juicio, pensamiento critico y mentalidad abierta, ingenio, originalidad e inteligencia práctica.
– Coraje: Valentía, perseverancia y diligencia, integridad, honestidad y autenticidad, vitalidad y pasión.
– Humanidad: Amor, capacidad de amar y ser amado, simpatía, amabilidad y generosidad, inteligencia emocional, justicia, civismo, equidad.
– Moderación: Capacidad de perdonar, misericordia, modestia y humildad, prudencia, discreción, autocontrol y autorregulación.
– Trascendencia: Apreciación de la belleza y la excelencia, capacidad de asombro, gratitud, esperanza, optimismo y proyección hacia el futuro, sentido del humor, espiritualidad, fe y sentido religioso.
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