lunes, 18 de marzo de 2019

VIVAMOS EN EL CIELO







No sólo debemos pensar en el Cielo que no espera, sino ya vivir desde ahora en el Cielo. Porque en esperanza ya estamos salvados, y Dios nos ha creado para el Cielo. ¡Qué feliz se hace el camino en este mundo al saber que nuestro destino final es la felicidad eterna! Por eso ya debemos vivir el Paraíso en la tierra, y aunque estemos en medio de sufrimientos grandes, estaremos gozosos y con una gran alegría, porque sabemos por la fe que no sufrimos en vano, sino que el dolor en este mundo nos acarrea un gran mérito y nos aumentará la gloria que tendremos en el Cielo.
Vivamos felices y saltemos de alegría porque el Cielo está esperándonos, y ya podemos vivir en él, y así se mitigarán nuestros sufrimientos, y todo lo que suceda en nuestras vidas y en las vidas de quienes amamos, no nos afectará tanto, puesto que tendremos claro que todo lo que sucede es para hacer méritos para la eternidad, y que el tiempo presente y la vida terrena son como un trampolín para alcanzar el Paraíso.
Pensemos en el Cielo y, sobre todo, vivamos ya desde ahora en el Cielo, sabiendo que este mundo es pasajero y que si estamos con salud, contentos y felices, bienvenido sea, pues ello es como un anticipo que nos da Dios de la felicidad que nos espera. Y si estamos tristes, doloridos, enfermos y sufriendo, también sepamos que estas pruebas nos adquieren un peso de gloria para el más allá, con lo que ya estaremos gozosos ahora mismo, viviendo de antemano el Paraíso, porque sabemos que todo nuestro sufrimiento tiene un sentido y nos estamos ganando una fortuna infinita para la eternidad, y también para el aquí y ahora, ya que Dios nos da también muchos dones en esta vida, los que necesitamos para ser santos, y mientras no nos estorben para nuestra salvación.
Lo que sucede es que cuando a veces estamos sufriendo nos olvidamos del Cielo, nos parece que nunca llegará, que no estamos hechos para el Cielo, y es ahí donde nos descorazonamos y no tenemos fuerzas ni alegría de seguir viviendo. No poca parte tiene el demonio en este tema de desanimarnos, puesto que como bien dice San Juan Bosco: “El demonio tiene miedo de la gente alegre”, y todo lo que el diablo quiere hacer es ponernos tristes, angustiarnos, desanimarnos y desalentarnos, para tenernos bajo su poder y llevarnos progresivamente al pecado, al abandono y a la desesperación.
¡Pero vivamos ya en el Paraíso, porque estamos salvados, y Dios nos perdona mucho, todo, porque Lo amamos mucho, completamente!
Pensemos en el Cielo, y vivamos felices en este mundo, pregustando ya desde ahora el Paraíso.

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