Todos tenemos o hemos tenido sueños para cumplir. Y si bien a veces en este mundo no podemos llegar a cumplirlos del todo, en el Cielo sí será cumplido nuestro sueño.
Por eso tenemos que hacer todo lo posible por cumplir nuestros sueños en la tierra, pero sabiendo que la felicidad completa y permanente nunca estará en este mundo, sino que la plenitud de la Felicidad la encontraremos en el Paraíso, que fue creado para nosotros y en donde nuestras ansias y deseos de felicidad serán colmados de manera perfecta y desbordante.
Trabajemos por conquistar el Cielo obrando de acuerdo a los mandamientos y enseñanzas del Señor, para que nuestros sueños se cumplan antes o después.
Hay que pensar más en el Cielo, en el Paraíso, para sobrellevar las penas de esta vida, que a veces es muy triste por las enfermedades, dolores, pérdidas de seres queridos y de afectos. Pero un día Dios nos devolverá todo y nos colmará de tanta felicidad que ni ojo vio, ni oído oyó, ni nadie jamás imaginó. Teniendo esta esperanza en el corazón, vivamos esta vida con alegría, como quien sabe que está de camino y que algún día llegará a aquel lugar de ensueños que desde el fondo del corazón siempre ha deseado.
Dios nos ha hecho para que seamos felices, pero en esta tierra a veces tenemos que pasar por dolores e infelicidad, y esto también es una gracia, puesto que de ese modo tomamos conciencia de que este mundo no lo es todo, sino que esto de aquí abajo es pasajero y que la verdadera Vida es el Cielo.
Es bueno que de vez en cuando tengamos algún desengaño o sufrimiento para recordar esta verdad de que nuestra patria es el Paraíso y no la tierra.
Avancemos con confianza en Dios y esperanza de Cielo, que Dios nos colmará de felicidad en un corto tiempo. Efectivamente será en un corto tiempo, porque quizás Dios ya nos descargue pronto de algunas cruces. Y si no lo hace, aunque vivamos cincuenta años más, el tiempo se pasa rápido y luego, si hemos sido fieles a Dios, nos espera el consuelo para siempre, la Alegría sin límites que tendremos por toda la eternidad.
Y es curioso que cuando pensamos en estas cosas, en la felicidad que nos espera al final del camino, ya se hace llevadero todo lo de esta vida, y se vive con una cierta alegría interior, que nada nos la puede quitar, porque sabemos que esto de aquí no es lo definitivo.
Pensemos más en el Cielo que nos espera, y tratemos de cumplir nuestros sueños en la tierra, pero sabiendo que de no cumplirlos aquí, cumpliremos nuestros sueños en plenitud en la eternidad.
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