UN MINUTO CON MARÍA
Bendíceme, madre y ruega por mí sin cesar.
Aleja de mi, hoy y siempre el pecado.
Si tropiezo, tiende tu mano hacia mí.
Si cien veces caigo, cien veces levántame.
Si yo te olvido, tú no te olvides de mí.
Si me dejas Madre ¿Qué será de mí?
En los peligros del mundo asísteme.
Quiero vivir y morir bajo tu manto.
Quiero que mi vida te haga sonreír.
Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.
Y al fin, sal a recibirme y llévame junto a ti.
Tu bendición me acompañe hoy y siempre.
Amén”
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