La oración que aconseja el papa Francisco
En momentos de oscuridad o de desesperación, el creyente puede contar con la ayuda de su Madre, la Virgen María. Esta es la oración que aconseja en estas situaciones el papa Francisco:
Santa María, llena de la Presencia de Dios, durante los días de tu vida...
aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre,
y el Maligno nunca fue capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y,
con toda sencillez y paciencia,
nos diste ejemplo de como desenredar la madeja de nuestras vidas.
Y al quedarte para siempre como Madre Nuestra,
pones en orden y haces más claros los lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra,
Tú que con corazón materno desatas los nudos
que entorpecen nuestra vida,
te pedimos que recibas en tus manos
a… (diga su nombre completo)
y que me libres de las ataduras
y confusiones con que hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo,
líbranos de todo mal, Señora Nuestra,
y desata los nudos que impiden nos unamos
a Dios, para que, libres de toda confusión y error,
lo hallemos en todas las cosas,
tengamos en El puestos nuestros corazones
y podamos servirle siempre en nuestros hermanos. Amén.
Santa María, llena de la Presencia de Dios, durante los días de tu vida...
aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre,
y el Maligno nunca fue capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y,
con toda sencillez y paciencia,
nos diste ejemplo de como desenredar la madeja de nuestras vidas.
Y al quedarte para siempre como Madre Nuestra,
pones en orden y haces más claros los lazos que nos unen al Señor.
Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra,
Tú que con corazón materno desatas los nudos
que entorpecen nuestra vida,
te pedimos que recibas en tus manos
a… (diga su nombre completo)
y que me libres de las ataduras
y confusiones con que hostiga el que es nuestro enemigo.
Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo,
líbranos de todo mal, Señora Nuestra,
y desata los nudos que impiden nos unamos
a Dios, para que, libres de toda confusión y error,
lo hallemos en todas las cosas,
tengamos en El puestos nuestros corazones
y podamos servirle siempre en nuestros hermanos. Amén.
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