En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: “¿Quién es el más grande en el reino de los cielos?”. Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: “Les aseguro que si no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño será el más grande en el reino de los cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi nombre me recibe a mí mismo. Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial”.
Reflexión:
Hoy es el día de los Ángeles Custodios.
Todos los hombres tenemos un Ángel Custodio asignado por Dios desde el día de nuestro nacimiento, que tiene la misión de cuidarnos, guiarnos y ayudarnos, para que al final alcancemos el Cielo.
Este Ángel conoce muy bien cuál es la voluntad de Dios sobre nosotros y por eso es muy conveniente dejarnos guiar por él.
Si no invocamos la ayuda de este protector nuestro, entonces perdemos muchas ocasiones de ser socorridos por él, ya que el Ángel Custodio interviene tanto más, cuanto más lo invocamos. Y si no lo invocamos para nada, queda muy limitada su acción sobre nosotros.
Pero también debemos tener bien presente que todos los hombres tienen su Ángel de la Guarda, y por eso es muy conveniente que también recemos a los Ángeles de otras personas, especialmente cuando tenemos que tratar con ellas alguna cuestión importante, o simplemente para que intensifiquen su protección sobre esas personas que tienen a cargo.
Tengamos un trato de amistad con nuestro Ángel, porque está puesto por Dios a nuestro lado para defendernos del Maligno, que constantemente nos tiende trampas, y sin la ayuda eficiente de nuestro Ángel, caeríamos muchas veces en sus redes maléficas.
Pidamos a María Santísima, la Reina de los Ángeles, que nos dé una sincera devoción a los Ángeles Custodios, y especialmente a nuestro propio Ángel, para que se fortalezcan los lazos que nos unen y con su ayuda valiosa alcancemos el Paraíso.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.
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