Cada año que empieza nos ponemos nuevos propósitos para ser mejores como cristianos, como padres, esposos, amigos, hermanos.
Desgraciadamente, todos sabemos que pasados los primeros quince días del año, estos propósitos se olvidan con facilidad y caemos en ser los mismos de siempre. Al ver nuestras flaquezas y debilidades, nos damos cuenta de que necesitamos de la ayuda de Dios y la Virgen para poder cumplirlos.
Desgraciadamente, todos sabemos que pasados los primeros quince días del año, estos propósitos se olvidan con facilidad y caemos en ser los mismos de siempre. Al ver nuestras flaquezas y debilidades, nos damos cuenta de que necesitamos de la ayuda de Dios y la Virgen para poder cumplirlos.
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