Que el Señor derrame el rocío de su Espíritu en tu corazón,
te proteja a la sombra de sus alas y te de su paz, te libere de todo mal y te tome de su mano para acompañarte en tu camino,
abra tus ojos para que lo reconozcas en quien está sufriendo, ensanche tu corazón para que puedas albergar el dolor ajeno,
te conceda el don de la oración continua para que vivas en su presencia y en su gracia.
Que el Señor seque tus lágrimas cuando la pena se apodere de ti y te consuele con su infinita Misericordia,
calme tu ansiedad e incertidumbre cuando aparentemente no encuentres ninguna solución,
te de confianza, fortaleza y firmeza para la decisión que debas tomar,
silencie momentáneamente tus ideas y proyectos para escuchar la voz de los que te rodean,
haga de tu corazón un lugar de encuentro para que quien se acerque a ti calme su sed,
te conceda una mirada luminosa para que lo descubras en ti y a tu alrededor.
Que el Señor asista, proteja y cuide en todo momento a tus seres queridos,
cure la dolencia y enfermedad de las personas a quienes amas y les envíe su poderosa sanación,
escuche tu plegaria y tu clamor para que tu preocupación atraviese las nubes y toque tiernamente su amoroso corazón,
te responda en lo que hoy le pides, quite de tu ser las dudas, los miedos y todo aquello que te impide avanzar en el misterio de la fe,
te sorprenda con su Palabra para que a través de su Sabiduría puedas hallar lo que buscas.
Que el Señor esté siempre a tu lado, te sonría, te dé su amor, te sostenga, te fortalezca, recompense tus actos de caridad y generosidad y la mano que puedas tender, y te susurre al oído de que “todo es posible”.
Amén
te proteja a la sombra de sus alas y te de su paz, te libere de todo mal y te tome de su mano para acompañarte en tu camino,
abra tus ojos para que lo reconozcas en quien está sufriendo, ensanche tu corazón para que puedas albergar el dolor ajeno,
te conceda el don de la oración continua para que vivas en su presencia y en su gracia.
Que el Señor seque tus lágrimas cuando la pena se apodere de ti y te consuele con su infinita Misericordia,
calme tu ansiedad e incertidumbre cuando aparentemente no encuentres ninguna solución,
te de confianza, fortaleza y firmeza para la decisión que debas tomar,
silencie momentáneamente tus ideas y proyectos para escuchar la voz de los que te rodean,
haga de tu corazón un lugar de encuentro para que quien se acerque a ti calme su sed,
te conceda una mirada luminosa para que lo descubras en ti y a tu alrededor.
Que el Señor asista, proteja y cuide en todo momento a tus seres queridos,
cure la dolencia y enfermedad de las personas a quienes amas y les envíe su poderosa sanación,
escuche tu plegaria y tu clamor para que tu preocupación atraviese las nubes y toque tiernamente su amoroso corazón,
te responda en lo que hoy le pides, quite de tu ser las dudas, los miedos y todo aquello que te impide avanzar en el misterio de la fe,
te sorprenda con su Palabra para que a través de su Sabiduría puedas hallar lo que buscas.
Que el Señor esté siempre a tu lado, te sonría, te dé su amor, te sostenga, te fortalezca, recompense tus actos de caridad y generosidad y la mano que puedas tender, y te susurre al oído de que “todo es posible”.
Amén
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