miércoles, 13 de junio de 2012

¿Qué son las misas de sanación?





Una misa de sanación es una eucaristía en la que se enfatizan los carismas del Espíritu Santo para dar fortaleza física y espiritual a los fieles.

Una misa de sanación es una celebración eucarística normal, en la que se hace énfasis en los carismas y dones del Espíritu Santo, a fin de difundir fortaleza física y espiritual a la salud de los fieles.
Se ha hecho usual que en algunos templos católicos, los fieles se reúnan para tener celebraciones carismáticas. En ellas cantan con entusiasmo, levantan los brazos y expresan su alegría con fuerza. Estos ritos suelen parecerse a los de los protestantes evangélicos.
Pareciera que estos ritos de entusiasmo, en los que se invoca al Espíritu Santo, son contrarios a la liturgia católica. Sin embargo, existe un tipo de misas en las que se invoca al Espíritu Santo para que infunda salud física y espiritual a los fieles. Estas son las misas de sanación.
Toda optimación viene de Dios, pues Él es la última perfección a la que las cosas tienden según su naturaleza. Por tanto, toda salud, que es la conservación del estado óptimo y natural, viene de Dios. En latín, salvación se dice salus, palabra que dió origen a “salud”. Esto nos indica que la salvación es salud, o sea, la permanencia en un estado óptimo que es principiado y encontrado en Dios. Las misas de sanación intentan recuperar el estado óptimo perdido a través de la invocación carismática del Espíritu Santo.
Estas celebraciones pueden ser oficiadas por cualquier presbítero, y a ellas acuden principalmente las personas que han perdido la salud del espíritu debido a la desesperanza, la pérdida de la fe o la falta de caridad. De modo semejante, acuden personas aquejadas por enfermedades corporales. Por desgracia, muchos fieles acuden a las misas de sanación como un último recurso y buscando una solución mágica a los problemas que sufren.
Debemos decir que Dios no soluciona mágicamente las enfermedades físicas y espirituales, sino que su Espíritu Santo  nos mueve e inspira a buscar una solución. Claro que Dios interviene en la existencia humana para su optimación, pero tomando la naturaleza propia y mejorándola. Por tanto, es recomendable acudir a las misas de sanación si se tiene un problema, pero no debemos buscar soluciones mágicas ni espontáneas. En Dios siempre podemos confiar, pero debemos saber que, no obstante los milagros existen, Dios cura las enfermedades haciendo óptima nuestra naturaleza.
También es recomendable saber que las misas de sanación deben seguir los lineamientos de la liturgia, por lo que las actividades desmedidas como el baile, o el canto inapropiado no son convenientes. Es buena la presencia de la música pues el entusiasmo acerca a Dios, pero todo esto debe desarrollarse dentro de un marco litúrgico apropiado.
Por último, mencionemos que una misa de sanación no es un rito mágico. En una misa, Dios se hace presente con su poder amoroso a través de los sacramentos. Mientras que la magia intenta reclamar para el hombre el poder que solo es propiedad de Dios. Dejemos que Él nos cambie para bien, que nos sane y que nos haga felices, pues Él quiere que todos los hombres se salven, o sea, que tengan un cuerpo y espíritu óptimos.
Gabriel González Nares

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